18. Plain Ruby

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–¡No pienso dejar que me maquilles! ¡Ni ir! –Grita Riley haciendo fuerza en la puerta de su habitación para que no pueda pasar.

–¡Vamos, Riles, te lo vas a pasar genial!

–¿Eres consciente de que no soy tu juguete? –Grita como nunca. Y me impresiona que tenga este carácter. Creo que a día de hoy, puedo confirmar que Riley tiene confianza con nosotras y que empieza a mostrarse tal como es.

–Tienes dos opciones; o me dejas pasar o llamo a Álex para que venga y sabes que es mucho más pesada que yo.

Vale. Puede que esto haya sondo un poco a  Candace cuando gritaba: "MAMÁ, PHINEAS Y FEEB ESTÁN HACIENDO LOS CRÉDITOS INICALES".

–¿No sabes que no es no?

–¡Jo, Riles! ¡Quiero que vengas! ¡No lo haría si no fuera por eso!

Dejo de empujar y a los dos segundos, abre la puerta y me mira a través de sus gafas de pasta negra. Voy a hablar, pero ella me corta con su dedo índice.

–Vale. Voy. Pero es la última fiesta, quitando carnaval, a la que pienso salir. Y tu cumpleaños. Dejo que me eches máscara de pestañas y blush. Y ya. Ah, y vas a tener que leerte el libro que te recomiende.

Doy varios aplausos en el aire y sin darle tiempo a reaccionar, la espachurro entre mis brazos escuchando su suspiro.

–¿Puedo escogerte la ropa también?

–¿Por qué estás tan insistente? No me dan buenas sensaciones.

Una sonrisa se me escapa, pero me meto en su habitación sin hablar y me siento en su cama, dando un par de botes. Ella levanta una ceja, tan seria como siempre.

–¿Qué?

–Estás sonriendo.

–¿Y eso es malo?

–Viniendo de ti, sí.

–Vaale... Me has pillado. –Suspiro y la miro con cara de cachorrito, después, cojo un mechón de mi pelo castaño para mirarlo como si fuera la cosa más interesante del mundo. –Puede que me haya enterado de que va a la fiesta una persona cuyo nombre es de un color muy chulo.

–Rosa... –Se pone roja de manera instantánea y mira hacia otro lado. –Ruby...

–¿Qué? Sé que te gusta y yo creo que tú a ella también, pero no lo vas a saber si no lo intentas. Así que, ahora vamos a ponerte más guapa de lo que ya eres.

–Yo no creo que le guste... No soy como tú. O Álex.

–¿Unas locas que no saben lo que hacen la mayor parte del tiempo aunque fingen que sí?

Ella suelta una risita tímida, pero pronto agacha la cabeza.

–No me refiero a eso... Me refiero a... A así de guapa...

You are so pretty, girl. Te lo digo en tu idioma para no haya confusión y me entiendas, bitch. Y más después de que pases por Maquillajes Virginia Rubio.

–Máscara de pestañas y blush.

–Vamos viendo.

Estoy impaciente. Necesito que Álex y los demás vean lo guapa que está Riley. A pesar de sus quejas iniciales, al final se ha dejado hacer. Me siento como Louise Roe de Plain Jane en estos momentos. Aunque hay cosas que ha decidido ella por su cuenta, como quitarse las gafas.

Para no romper mucho sus esquemas, he dejado que se ponga un jersey de cuello alto marrón apretadito, una falda de cuadros ajustada hasta la mitad del muslo y unas botas altas negras sin tacón ni plataforma. En su estilo. Pero de cara... Le he hecho un maquillaje por el que deberían darme un premio, ¿qué un premio? ¡El premio Nobel de maquillaje! ¡Y si no existe, deberían crearlo para dármelo! Nunca sus ojos se hubieran imaginado llevar unas sombras tan logradas y naturales a la vez, ni sus labios un lip combo como el de la Rosalía. No quiero presumir, pero he hecho un gran trabajo.

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