9. Niña Mimada Tú, Imbécil

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El chico, que ha resultado llamarse Alejandro (¿acaso están los Álex conquistando el planeta?), va a decirnos quién ha sido la persona que más puntos ha conseguido y cuál ha resultado ser el equipo ganador. Se puede mascar la tensión, todos estamos atentos y Angy tiene cerrados los ojos y los dedos cruzados.

–¿Estáis listos? –Pregunta Álex número 3.000.

–¡Sí, mi capitán, estamos listos! –Grita Álex.. ¿1?

–No voy a decir que lo digáis más fuerte, era solo una pequeña introducción. –El chico se ríe y saca una lista. –Ahora, chicos, haced un redoble de tambores... –Todos empezamos a golpear lo que podemos: las paredes, a taconear con las piernas, a darnos en el muslo... –La persona... Que más puntuación... Ha conseguido... Es... ¡MOISÉS! Enhorabuena, tío, eres un crack. –Le da la mano a modo de enhorabuena. –Y la segunda persona que más puntuación ha conseguido es.... ¡RUBY! Enhorabuena chicos, ya sabéis cuál es el equipo que ha ganado.

–No puede ser, ¡¿me estás diciendo que no he ganado el día de mi cumpleaños?! ¡ALEJANDRO, MIRA BIEN LOS DATOS!

–Alexia, querida, te hemos dejado ganar toda la vida por ser pequeña... Ahora tienes que aprender a vivir en el mundo de los adultos. Es una basura, pero te acostumbrarás. –Se ríe Noah que hace unos estiramientos. No puedo evitar que mis ojos se vayan al filo de su camiseta que se sube dejando ver el inicio de su abdomen. Mis labios se quedan en una fina línea y miro hacia otro lado, ¡¿niña mimada?! Y él un imbécil que no sabe recibir un rechazo.

–Tendrás que esforzarte más la próxima vez, mocosa. –Le pica Moisés que revuelve su pelo.

–¿Sabes eso de que quien juega con fuego se termina quemando?

Como de costumbre comienzan a discutir sobre quién de los dos ha ganado más veces al otro, quién es mejor y sobre cuál de los dos sería capaz de ganar a un tigre en una pelea. Los demás nos miramos con aburrimiento.

–¿Vamos al coche? Que se maten entre ellos, a mí me tienen harta. –Dice Angy con un gesto con la mano, restando importancia al asunto.

–Y eso que tú les aguantas poco; ya veremos el año que viene cuando te vengas a vivir aquí. –Contesto pasando mi brazo por encima de sus hombros.

–Ay, Dios bendito, que me pillen confesada para entonces.

–¿Te vas a venir para acá? ¡Eso es una noticia estupenda, Angy!

Lena sonríe tanto que casi le desaparecen sus finos labios. Dios, qué simpática es la tía.

–¡Eh! ¡Chicos! ¡Esperadnos! –Grita Álex por detrás. Cuando ya está cerca de nosotros, casi sin aliento, pregunta. –Decidme la verdad... En un apocalipsis Zombie, ¿a que yo sobreviviría más tiempo que ese demonio de ahí atrás?

–Os morirías los dos porque os pondríais a discutir y los zombies se pondrían tristes porque tendrían que comerse un cerebro inexistente. Fin.

Álex me dedica una mirada matadora mientras los demás se echan a reír a carcajadas. Incluido Noah que tiene que quitarse una lágrima del rabillo de su ojo. No ha estado mal para ser una NIÑA MIMADA.

–Vamos a la siguiente parada, que se nos hace tarde... –Angy me coge del brazo. –Muy bueno, nena, en todo su orgullo.

Vale. La siguiente parada no es que sea de mi gusto y no porque no me encante el lugar, sino por lo que pasó la última vez que estuvimos aquí. Álex se volvió loca, me quitó el número del camarero que CLARAMENTE se había fijado en mí primero y terminamos discutiendo. No me gusta discutir y menos con una amiga, pero ese día, Álex consiguió sacarme de mis casillas. Y aunque al final, todo se arregló, aún a día de hoy, me escuece la herida.

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