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La alarma me despierta haciéndome acordar de que, lamentablemente, las vacaciones habían terminado. A pesar de eso la apago, programándola para que suene dentro de cinco minutos y sigo durmiendo. Probablemente hice eso varias veces, porque cuando miro la hora en mi celular me levanto de un salto de la cama y corro a bañarme porque voy a llegar tarde. 

El agua fría logra despertarme rápidamente y lo agradezco, porque no tengo ganas de comenzar las clases luciendo como un zombie.

Salgo de mi habitación enseguida que termino de arreglarme y voy a la cocina donde se encuentra mi madre, que en cuanto me mira besa mi mejilla con una sonrisa. Mis ojos se posan en el reloj de la pared, suelto un suspiro al notar que no demoré tanto arreglándome, por lo que puedo tranquilizarme.

—Buenos días, Renjun —habla mi madre quitándome de mis pensamientos.

—Buenos días, mamá. —Me siento y agarro una manzana, la observo durante unos segundos antes de preguntar—: ¿Por qué tan feliz?

—Hoy comienzan las clases, eso significa que ya no vas a pasarte todo el día en tu habitación —dice emocionada, como si le molestase tanto mis decisiones. Yo bufo molesto—. También significa que harás nuevas amistades y saldrás a divertirte, lo sabes ¿cierto?

—Eso jamás pasará.

—Vamos, cariño. Estoy segura que este año conocerás gente maravillosa. ¡Tal vez hasta encuentres el amor!

Muerdo mi manzana y la observo sin decir nada, intentando demostrarle cuán poco me importan sus palabras. Suena como si esto fuese un cuento de hadas y yo soy el dramático protagonista.

Ella rueda sus ojos derrotada y se despide para irse a trabajar. Segundos después de terminar la manzana, yo también salgo de casa.

La secundaria queda cerca, por lo cual puedo tranquilamente ir caminando. Pero hoy decido caminar un poco más deprisa, porque no salí precisamente en hora, odio tener que andar rápido por ser flojo y querer dormir más. El problema es que, aunque intente controlarlo, no puedo.

Los años anteriores era demasiado puntual, tanto que salía hacia la secundaria demasiado temprano por lo que esperaba a mis amigos en la puerta para luego ir juntos a clases. Pero en el verano mis dos amigos (que son hermanos) se fueron a vivir a Busan dejándome solo.

Lo más gracioso es que prometieron hablar conmigo todos los días, pero me di cuenta que todo era una farsa cuando ignoraban mis mensajes o me decían que estaban demasiado ocupados como para conversar.

Estar solo en mi ultimo año es algo realmente triste, pero tengo que acostumbrarme.

En cuanto entro, mi mirada va a parar en la foto que se encuentra en una vitrina junto a varios trofeos. El primer año que mi secundaria ganó el campeonato de hockey.

Es una foto de todo el equipo en la cancha luego de que les hayan entregados el premio hace diez años, pero eso no es lo que yo siempre observo cada vez que puedo.

Yo miro a los dos chicos que se encuentran sentados en una de las gradas y están agarrados de las manos observándose como si el otro fuese el amor de su vida.

Por alguna razón ver a esos dos chicos siempre me causa curiosidad, y esa curiosidad aumentó el año pasado cuando le pregunté a un profesor sobre ellos:

« — Oh, sí, claro que los conocía. Estudiamos el mismo año y compartí clases con Jaehyun, el pelinegro. Fue algo controversial enterarnos de su relación porque en ese entonces la homosexualidad no estaba para nada aceptada. Además ellos eran tan antisociales que ni siquiera sabíamos que se conocían. »

Entro a clase pensando en aquellas palabras, que se habían guardado en mi memoria por completo. No sé el por qué me causa tanta curiosidad, tal vez es por el hecho de que yo también soy homosexual o porque nunca tuve a un chico que me mirara de esa manera.

—Huang Renjun, pensé que te habías ido a Busan con tus amiguitos.

Mi paz se estropea por completo en cuanto Lee Jeno aparece en mi campo de visión. Está vestido con un pantalón verde de estilo militar, con una camiseta negra ajustada a su cuerpo. Su cabello se encuentra más abajo que sus orejas, y pequeñas ondas se habían formado en las puntas. Se lo había dejado crecer en el verano, lo sé porque el año pasado no paraba de decir que esa iba a ser su meta durante las vacaciones, y lo que Jeno se propone, Jeno lo consigue.

El timbre suena en cuanto termina de hablar y la mayoría de los estudiantes comienzan a entrar con lentitud, como si están obligados a venir. No los culpo, yo me siento de la misma manera.

—Lamentablemente tendré que ver tu rostro
otro año más —comento intentando ignorar el
hecho de que, como yo me siento atrás y todo el
mundo quiere sentarse aquí, cada persona que
entra observa si mi lugar está vacío.

Lee se sienta a mi lado.

—Si hubiese sabido que no te fuiste no me hubiera arreglado tanto, no vaya a ser que te enamores de mí —dice con una sonrisa, y guiña su ojo con descaro quitando sus cabellos de la frente con su dedo anular.

—Ya quisieras que me fije en ti, Lee. —Me cruzo de brazos apoyando mi espalda en el respaldo de la silla.

—Claro, sería todo un honor para mí ―suelta con sarcasmo logrando sacarme una pequeña risa.

𝐂𝐋𝐀𝐒𝐒𝐑𝐎𝐎𝐌 ✮ NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora