13.

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Jeno agarra el anuario que robamos de dirección (pensar en lo que acabamos de hacer pone mi piel de gallina), y en cuanto abro la puerta de mi casa sale disparado hacia mi habitación mientras yo distraigo a mi madre.

—¿Cómo la pasaron? —pregunta con una sonrisa confundida en cuanto ve correr a Jeno.

—Bien, él tiene que ir al baño. Comimos mucho helado... —comento moviendo mis pies nervioso. Mi mamá asiente no muy convencida.

Cuando regresa Lee, en sus brazos está Yujin completamente dormido y mi madre le explica que se quedó así en mi cama hace unos minutos. Oculto una sonrisa al ver a mi compañero de clase con un niño en brazos y los acompaño hasta la puerta.

Salimos y los dos nos miramos, yo no quiero hacer contacto visual pero parece como si es lo único que Jeno sabe hacer.

—¿Y bien? ¿N-No te tienes que ir? —pregunto reprimiéndome mentalmente por haber tartamudeado, él sonríe mínimamente y asiente despacio.

—Si encuentras algo, llámame. Estoy seguro que no vas a contenerte hasta mañana —Me conoce y yo muerdo mi labio inferior sintiéndome como un niño pequeño que es atrapado antes de hacer una travesura.

Lee ríe intentando no despertar a Yujin y yo alzo mi mano en despedida mientras se va hacia el auto.

Suelto un suspiro y vuelvo a entrar a mi casa, mi madre está parada cruzada de brazos frente a mí y pego un salto asustado.

—¿Ustedes realmente tuvieron una cita?

Me armo de valor.

—No —confieso—, en realidad fuimos hasta la secundaria para entrar a la oficina del director, robamos un anuario que tal vez nos sea de ayuda para nuestro proyecto de filosofía. Perdón, mamá.

Mi madre me mira con la cabeza ladeada y niega con una sonrisa. Golpea mi hombro amistosamente.

—No tienes que usar sarcasmo conmigo, niño. Es que los vi muy nerviosos, supongo que es normal si es la primera vez que salen juntos —Vuelve a negar con la cabeza y comienza a caminar hasta su habitación—. Eres tan parecido a mí.

Esta vez soy yo el que ladea su cabeza confundido, al parecer mi madre no me creyó. Me quedo tranquilo de que, al menos, le dije la verdad.

Me sirvo cereales como cena y corro hasta mi habitación buscando con la mirada el anuario. Lee lo dejó en mi cama, donde Yujin había dormido.

Bufo y me siento en la cama a comer cereal, al lado del anuario. ¿Yo realmente siento algo por Jeno? ¿O el beso tan sólo me dejó como un bobo?

Prefiero mil veces pensar en la segunda opción que en la primera, porque sentir algo por Jeno es igual a... ¡sentir algo por Jeno! Simplemente no puede pasar por mi cabeza, porque terminaría en algo unilateral dónde él aprovecharía cada oportunidad para reírse de mí y yo tendría que irme a China en busca de mis amigos perdidos.

Sacudo mi cabeza para dejar de pensar en Lee pero, la forma en la que sus labios se movían junto a los míos y la manera dulce que logró derretir mi corazón, no puedo.

Como si mi compañero de clase (y de delito) pudiera leer mi mente, una videollamada aparece en mi celular en este momento, me sobresalto y tardo en contestar.

—¿Qué pasa? —intento sonar desinteresado y apoyo el celular en mi escritorio contra la pared para mantenerlo parado.

¿Has visto algo interesante en el anuario? —pregunta alzando una ceja—. ¿Esos son cereales en tu cama?

Miro el tazón en mi cama con los cereales y suelto una risa ante mi olvido. Los agarro junto al anuario y los apoyo en el escritorio frente al celular mientras Jeno observa.

—Todavía no lo abrí —confieso y a continuación empiezo a mirarlo.

¿De verdad? ¿La persona más curiosa que conozco todavía no ha abierto el anuario que tenía el director en su biblioteca? ¿Quién eres y qué has hecho con Huang Renjun?

Soy el chico que te besó hace una hora y no puede dejar de pensar en eso porque ahora su cabeza está hecha un lío, hola ya nos conocemos.

—Cállate —es lo único que digo mientras miro el rostro de los estudiantes en las fotos, pero ninguno me recuerda a los chicos que busco.

𝐂𝐋𝐀𝐒𝐒𝐑𝐎𝐎𝐌 ✮ NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora