21.

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La noche llegó, por fin. Siento como si el día hubiese sido interminable. 

No sé si debo sentirme aliviado porque ya es de noche, ya que significa que en una hora es la cena con el tío de Jeno.

Lee se fue a su casa hace dos horas, sí, estuvo demasiado tiempo. Aunque no hicimos nada interesante además de mirar películas y conocernos un poco más.

Me contó sobre su infancia. Pensé que sabía más de él, porque creí que mi compañero era extrovertido. Resulta que no, que Lee tiene muchas más cosas que decir de las que realmente habla. Y disfruté escucharlo atentamente.

Yo también le conté sobre mis cosas, inclusive hablé de Jaeyun. Es la primera vez que le hablo a alguien más sobre mi ex mejor amigo. Se sintió bien que alguien me escuchara de la manera en la que él lo hizo, mirándome atento y asintiendo a cada una de mis palabras.

Es raro empezar a tener esta clase de interacción con Lee Jeno, pero por ahora no me está molestando.

—¡Ren! ¿Qué haces acostado en la cama? Jeno llega dentro de una hora. —Mi madre aparece con su entrecejo fruncido.

—Querrás decir que vuelve dentro de una hora —comento rodando mis ojos y levantándome con pereza. Ella se cruza de brazos con una sonrisa.

—Arrugarás toda la ropa —dice mirando la ropa que elegí luego de bañarme—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

Asiento ignorando el hecho de que ya hizo una, porque sería capaz de golpearme por burlarme.

—¿Te gusta el chico? —pregunta y automáticamente la miro sorprendido, no me esperaba eso.

Trago saliva sin saber qué responder, y ella asiente con una sonrisa interpretando mi silencio.

Me deja solo con mis pensamientos, que se han vuelto una locura ahora que Jeno y yo tenemos otro tipo de relación. De acuerdo, él me gusta. Es un hecho. Pero, ¿qué tan fuerte es el sentimiento? Ahí está el dilema.

Termino de arreglarme mientras sigo pensando en Jeno, y a la hora acordada el timbre de mi casa suena, así que salgo de mi habitación para dirigirme a la sala donde Lee conversa con mi madre.

Mis cejas se elevan disimuladamente al observar a mi compañero con una camisa blanca y un jean rasgado. Él tiene un look más sencillo comparado a mi camisa negra con mi corbata roja.

Me acerco a ellos y Jeno me sonríe arrugando su nariz, suelto un suspiro ante lo adorable que luce.

—¿Vamos? —pregunta y yo asiento despidiéndome de mi madre.

Enseguida que la puerta de la calle es cerrada y nosotros nos alejamos de mi casa, Lee me susurra:

—Te ves increíble.

𝐂𝐋𝐀𝐒𝐒𝐑𝐎𝐎𝐌 ✮ NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora