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No quiero decir que Jeno es realmente gracioso, pero es exactamente lo que estoy tratando de decir.

Luego de que haya agendado su número en mi celular (y viceversa), él comenzó a mandarme mensajes a mitad de las clases. Al principio yo los ignoré pero luego de leer lo que mandaba, comencé a responderle.

Por eso ahora son las tres de la madrugada y nos encontramos mensajeando.

Huang, ¿puedo llamarte?

Mi corazón late con fuerza ante ese mensaje y demoro unos minutos en responder. Me levanto a cerrar la puerta de mi habitación porque se encuentra entre-abierta y no quiero despertar a mi madre.

Sí.

Pocos segundos después, el contacto Nono <333 (como él se había agendando) aparece en la pantalla y deslizo para contestar la llamada.

—Hola —hablo con la voz más ronca de lo normal y carraspeo mi garganta nervioso.

Hola, Huang. ¿Qué haces? —pregunta con tranquilidad. Bueno, no es como si deba comportarse de otra manera, pero a veces envidio la manera tan casual en la que siempre está.

—Hablando contigo, Lee —respondo obvio y no puedo evitar que una boba sonrisa aparezca en mi rostro.

Escucho su risa y suelto un suspiro. No puedo permitir que Jeno me provoque estas sensaciones.

Nunca dudé en que mi compañero de clases es completamente atractivo y, siendo sincero, una felicidad me recorrió el cuerpo el día que me enteré que es homosexual.

Pero nunca se me pasó por la cabeza el hecho de que estaría, a estas horas de la noche, hablando con él por teléfono y sonriendo como un idiota. Me enoja saber que, poco a poco, Lee Jeno logra su cometido.

A pesar de eso, jamás se lo voy a admitir por el simple hecho de que sé cómo es con las relaciones. Nunca lo he visto en una relación que dure más de un mes, y todos los chicos con los que ha salido siempre dicen que Jeno se comporta como un idiota y lo único que quiere hacer es follar.

Yo no voy a caer en esa trampa, me tragaría mis sentimientos sin importar nada.

¿Te dije que hablé con mis jefes? —pregunta dudoso, como si intentara recordar.

—No, no lo has hecho. ¿Sobre qué hablaron?

Menos mal que me acordé ahora porque probablemente mañana ya no me acordaría —Se ríe apenado y yo suelto un suspiro esperando que hable—. Les comenté sobre el proyecto y que cuando llegaran del viaje ya no podría cuidar a Yujin, ellos se disculparon diciendo que estaban siendo un obstáculo en mis estudios.

—Vaya, son comprensivos —comento sorprendido.

Lo son —afirma y puedo sentir el respeto que Lee tiene por esas personas—. El punto es que me dijeron que podías venir a la casa a trabajar en el proyecto, siempre y cuando no me olvide de cuidar a Yujin. Pero mañana él tiene clases de inglés en la tarde, así que podríamos venirnos juntos después de clases y tendríamos unas horas libres para, al menos, hablar sobre el proyecto.

Una parte de mí se siente aliviada de que, por fin, comenzaremos con el proyecto. Y la otra está ansiosa porque necesito saber qué ocurrió con aquellos chicos.

—De acuerdo. Mañana, después de clases en la casa de los Han —digo asintiendo, a pesar de que él no me vea—. Aunque en realidad es hoy.

Jeno ríe—. Perdón por llamarte a esta hora, quería escuchar tu voz.

Mis piernas tiemblan.

—¿Por qué? Quiero decir, me escuchas todos los días en clase.

Tarda unos segundos en responder y yo ya estoy muriendo de la ansiedad.

No lo sé. Causas ese efecto en las personas, Huang. —Sonrío.

𝐂𝐋𝐀𝐒𝐒𝐑𝐎𝐎𝐌 ✮ NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora