9.

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Estoy temblando del miedo, lo reconozco.

Jeno quedó en pasarme a buscar a las ocho, pero ya son ocho y diez y él no llega.

Me encuentro vestido completamente de negro, con un pantalón deportivo y un buzo holgado. Inclusive llevo un gorro negro por cualquier cosa de que haya cámaras.

Me pongo a caminar por toda la habitación, estamos por hacer algo ilegal ¡y el idiota llega tarde!

Lo que Lee tiene de atractivo lo tiene de idiota. Imaginense, porque Jeno es muy atractivo.

Dejo esos pensamientos de lado en cuanto el timbre de mi casa suena; entro en pánico. Se supone que iba a mandarme un mensaje y esperaría afuera mientras yo salgo por la ventana.

Escucho la puerta abrirse y salgo corriendo hacia allí. Observo a mi madre confundida mirando a Jeno... ¿y a Yujin?

—Buenas noches, señora Huang. Lamento aparecer así a esta hora. Soy Lee Jeno, compañero de clase de H- Renjun —corrije con una sonrisa antes de llamarme sólo por mi apellido, que sé que a mi madre le encantará.

Me acerco completamente confundido.

—Por favor, puedes llamarme Fei —habla mi madre y yo bufo, ¡apenas conoció a Jeno y ya deja que la llame por su nombre!

Yujin hace una reverencia hacia mi madre y me mira con una sonrisa saludándome con su mano derecha. Jeno fija su mirada en mí y sé que quiere reír por cómo estoy vestido.

—¿Podemos hablar? —pregunta inseguro y yo asiento, caigo en la cuenta que todavía siguen en la puerta y los dejo entrar mientras los guío a los dos hacia mi habitación.

—Espera, Renjun —Mi madre me llama y me acerco confundido—. ¿Desde cuándo se conocen?

—Desde que entré a la secundaria, mamá. Es Lee Jeno, ¿no recuerdas? El chico que confesó su homosexualidad a mitad de una obra de teatro.

Ella suelta una carcajada y, no sé por qué, su rostro se ilumina con felicidad.

—Lo recuerdo perfectamente. Dejaré pasar el hecho de que son las ocho y media de la noche sólo porque me agrada ese chico.

Ruedo mis ojos y vuelvo mi atención hacia el castaño que me mira con una ceja alzada y el niño que está cruzado de brazos examinando todo el lugar con curiosidad.

No me había dado cuenta la ropa que Jeno usa hasta que le dejo paso para que entre a mi habitación. Un jean negro y una chaqueta del mismo color, con unas botas militares que lo hacen verse malditamente bien.

Muerdo mi labio inconsciente y cierro la puerta para que mi madre no escuche.

—Tenemos un problema —comenta señalando a Yujin—. Este niño había dejado una cámara escondida en la sala y ahora sabe todo nuestro plan. Se niega a dormir porque no quiere que lo deje solo.

Sonrío apenado hacia Yujin, él está mirando sus pies avergonzado mientras los mueve. De tan nervioso que estaba por lo que vamos a hacer, no reparé en que él va a quedarse solo en medio de la noche. No está bien.

Me acerco a Yujin y me arrodillo para quedar a su altura, él levanta la mirada.

—Lo lamento, Yujin. Es mi culpa por hacerle caso al tonto de tu niñero. Te prometo que no dejaré que Jeno intente dejarte solo de nuevo. ¿Puedes perdonarme? —pido dulcemente formando un puchero con mis labios, Yujin sonríe y asiente abrazándome—. Por cierto, ¿por qué dejaste una cámara?

—Mis padres me dejaron una reserva de dulces antes de irse, y estaban desapareciendo poco a poco. Necesitaba evidencia para culpar a Jenito.

Suelto una carcajada sin dejar pasar el diminutivo que utilizó para el castaño, que nos mira con su entrecejo fruncido. Deshago el abrazo y me levanto quedando al lado de Jeno, quien no parece de buen humor.

—A ver, genio. ¿Qué haremos ahora? —pregunta. Yujin y yo nos miramos al mismo tiempo.

𝐂𝐋𝐀𝐒𝐒𝐑𝐎𝐎𝐌 ✮ NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora