Las lágrimas de tu familia y el dolor de tu madre, se volvió mi dolor, Llore tanto por ti, que mis lágrimas se convirtieron en tu carne, tu sangre y tu alma, fue entonces cuándo abriste los ojos"
La historia se encuentra situada después de las pelíc...
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Un camino a la esperanza
Entre gritos desesperados y lamentos desgarradores, los Metkayina vieron con gran coraje y frustración, la imagen del monstruo metálico desaparecer con su Tsahik. Al contrario de Tsireya que lloraba desconsolada, Rey'eng estaba quieta, viendo hacia el horizonte como si aún alcanzara ver a su madre pero no podía, estaba en shock, ni siquiera podía nadar o mantenerse a flote pero Neteyam la sostenía. Payakan junto a él pueblo Tulkun salieron a la superficie para ayudar a los heridos a salir de el agua, Rey'eng toco el lomo de Payakan suavemente con las puntas de sus dedos intentando volver en si, Neteyam acarició su rostro una y otra vez intentando hacerla reaccionar, y cuando cruzaron miradas por fin reaccionó.
—Rey'eng tranquila, no vayas a precipitarte, traeré a tu madre de vuelta sana y salva, es una promesa—dijo Neteyam con suavidad intentando hacerla mantener la calma, con temor de que volviera a irse por su lado, pero Rey'eng tocó gentilmente su rostro, tranquilizandolo a él.
—mawey Neteyam, estoy bien—dijo ella con suavidad— me siento frustrada, más no preocupada porque se que te tengo a mi lado, yo pertenezco a ti y tu perteneces a mi, no iré a ningún lado sin ti— Rey'eng se veía decidida y eso le dio confianza a Neteyam, porfin se apoyaba en él.
Todo mundo volvió a la aldea, ayudaron a los heridos, y los cuerpos de los caídos en batalla quedaron a la orilla de la playa, ya que sin una Tsahik que dirigiera las ceremonia, ellos no podrían regresarlos a Eywa.
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Nada deja un vacío tan grande como perder tu hogar, Neytiri lo sabe, yo lo se, pero incluso así, nunca perdimos a nuestro líder espiritual, mientras nuestro espíritu no se rompiera, podríamos continuar peleando. La gente del cielo es despidadada, sabe herir a los Na'vi intentaron bombardear lugares sagrados, pero se los impedimos, así que nos arrebataron una de nuestras conexión más fuertes con Eywa, Las Tsahik.
Romper el espíritu del contrincante es la forma más efectiva de ganar una pelea. Sin espíritu no hay defensa. El pueblo perdió su espíritu cuando el Olo'eyktan llegó a la aldea sin su amada esposa, la gente lloraba desesperada mientras el intentaba reponerse de lo sucedido pero no lo hizo, como si le hubieran robado el alma. Extrañamente sus hijos mantuvieron mejor la compostura, las lágrimas caían de sus ojos mientras cuidaban de la Tsahik de los Ta'unui que logro ser rescatada, parecían perdidos, sin esperanzas; sin líderes, recurrían a mi por esperanza, pero abrumado por la situación de Tonowari; lo único que hice fue buscar a mi familia, a mi esposa, a mis hijos, quería abrazarlos con un egoísta sentimiento de alivio porque yo aún tenía a mi familia. Yo soy un soldado, no podía darles esperanza, solo un plan de ataque.
