☆ Capítulo Tres

1.9K 211 24
                                    

Pov Bada Lee:

Durante mucho tiempo, creí que sabía mucho más de ti de lo que tú pensabas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Durante mucho tiempo, creí que sabía mucho más de ti de lo que tú pensabas.

Había aprendido a diferenciar lo que te gustaba de lo que odiabas, y las cosas que te apasionaban estaban escritas en mi mente sobre un gran cartel rojo que decía "prohibido olvidar". Incluso pasé largas horas del día estudiando todo sobre ti, sólo para que supieras cuánto me importabas.

Porque en aquel momento eras una parte esencial de mi mundo, eras alguien a quien quería tener cerca. Y a pesar de todo el tiempo que hemos estado lejos la una de la otra, todavía en momentos de nostalgia me permito recordar nuestro primer encuentro, por qué para mí aquel 27 de diciembre, siempre sería un día especial.

Porque no todos los días conoces a alguien que te hace sentir completa, que te provoque felicidad con una simple sonrisa y que te transporte a otro mundo con cada abrazo.

Para mí siempre fuiste alguien especial, alguien a quien recordaría el resto de mi vida como mi única y verdadera amiga.

Por eso a veces me cuesta tanto entender cómo hemos acabado así, ¿Qué pasó en el camino para que tú y yo nos distanciamos tanto? ¿Qué hicimos mal? o ¿En qué me equivoqué?

Ojalá hubiera tenido las respuestas a todas estas dudas que a menudo dejan mis mejillas empapadas de lágrimas, pero a estas alturas, el contacto entre nosotras se había perdido y la única forma que tenía de saber de ti, eran tus padres.

Aunque eran conscientes de que nuestra amistad había terminado, seguían pidiéndome que los visitara de vez en cuando a la hora de cenar o simplemente para charlar sobre nuestras vidas. Sólo para mantener vivo el recuerdo de aquellos tiempos en los que tú y yo habíamos sido inseparables.

Gracias a ellos supe de ti y de tu nueva vida lejos de Corea, y te juro que no podría estar más orgullosa.

Habías sido capaz de lograr todo lo que una vez me contaste como un simple sueño, conseguiste dejar atrás la pesada reputación que te dio el ballet y te habías convertido en alguien que se atrevía a experimentar con diferentes estilos de baile.

Por fin te has librado de tener que forzarte a ser perfecta.

Y que pena no haber estado a tu lado esta vez para verte cumplir uno más de tus sueños.

Como la primera vez que fui contigo a ver a tu escritor favorito o la vez que nos subimos juntas a una atracción a pesar del miedo que teníamos.

Pero, por supuesto, ninguna de esas experiencias por muy estupendas que fueran, le quitarían el primer lugar a la primera vez que fui a ver uno de sus recitales. Recuerdo ese momento con tanta claridad que a veces me sorprende mi propia memoria.

Eras la bailarina principal no sólo porque ese era el puesto que te habían asignado, sino porque, sencillamente, destacabas por encima de los demás.

La forma en que te movías y te expresabas en ese escenario era irreal, era casi como si fueras de otro mundo.

Te juro Kim Enya, que fuiste la cosa más hermosa que mis ojos han visto.

Probablemente por eso, cuando te vi después de tanto tiempo, no pude apartar los ojos de tu cuerpo. Quería analizar cada parte de ti y corroborar todo con mis propios ojos, no quería centrarme en lo evidente, quería ver más allá, aquello que sólo alguien que te conociera sabría que había cambiado.

Y fue inevitable no sonreír, al ver que seguías siendo tú en el fondo. Ver que tus pequeños gestos característicos seguían ahí intactos, como si el tiempo no hubiera pasado. Como si realmente no hubieras cambiado, como si aún fueras la pequeña Kim Enya que un día de invierno, me dio su botella de agua.

Quería correr hacia ti y abrazarte durante horas, sólo para recordar lo que se sentía al tenerte cerca. Y tal vez lo habría hecho, si el miedo a ser rechazada no me hubiera nublado la mente.

¿Cuándo fue la última vez que tuve miedo a ser rechazada?

No podía recordarlo.

Y esa era tu especialidad, hacerme sentir cosas que había olvidado que sentía.

Kim Enya, realmente odiaba que tuvieras tanto control sobre mí, por qué me haces sentir viva y a la vez tan miserable, como si la gloria se me escapara de las manos.

Resultandome imposible no estar pendiente de cada uno de tus movimientos a medida que avanzaba otro día de competición. Sabiendo que eras consciente de que te miraba, pero a estas alturas me había vuelto tan irracional que ya ni me importaba.

Después de todo, a ti te encanta tener mi atención y a mí mendigar la tuya.

Quizá por eso tuve el valor de acercarme a ti, cuando por fin terminó el día.

Así que cuando vi tu figura al final del pasillo, no lo dudé y me acerqué. Mis pasos eran firmes, totalmente seguro de lo que estaba a punto de hacer, y aunque mis manos temblaban sutilmente en los bolsillos de mi chaqueta, no me echaría atrás, porque estaba dispuesto a hacer el ridículo con tal de volver a tenerte cerca.

Me detuve a unos metros de ti y cuando te diste cuenta de que ya no estabas sola, me miraste.

Hoy, a diferencia de los otros días, ibas un poco más arreglada pero no lo suficiente como para estar incómoda mientras grabábamos.

No sabía cómo empezar nuestra conversación ni cómo abarcar todos los puntos que quería tratar, sólo sabía que tenía tantas ganas de darte un abrazo que, sin darme cuenta, lo había hecho.

Mis manos se habían atrevido a entrelazar nuestros cuerpos, permitiéndome oler el aroma a cereza y ciruela de tu perfume. Y cuando me di cuenta de lo atrevida que había sido contigo decidí apartarme, pero tus manos alrededor de mi cintura me lo impidieron.

Habías correspondido a mi abrazo, y no sabes lo feliz que eso me hizo sentir.

☆ Este capítulo es un poco más corto que los anteriores, pero espero que lo hayan disfrutado de igual forma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

☆ Este capítulo es un poco más corto que los anteriores, pero espero que lo hayan disfrutado de igual forma.

𝙄 𝙒𝙖𝙣𝙙 𝙔𝙤𝙪 ▪︎ 𝘽𝙖𝙙𝙖 𝙇𝙚𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora