☆ Capítulo Doce

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Normalmente, las personas intentamos mantener fuera del alcance de los demás nuestros principales miedos o defectos, aquellos que pueden cambiar por completo la imagen que otros tienen de uno mismo

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Normalmente, las personas intentamos mantener fuera del alcance de los demás nuestros principales miedos o defectos, aquellos que pueden cambiar por completo la imagen que otros tienen de uno mismo. Llegando incluso, a hacer hasta lo imposible para que nos sigan considerando perfectos.

Porque, de algún modo, te obsesionas con la idea de convertirte en quien te han convencido de ser.

Desde que era adolescente, el deseo de "cumplir con lo que otros esperaban de mí " ha sido más fuerte que mis ganas de vivir como realmente quería, porque en aquel momento, sus necesidades eran mucho más importantes que las mías, incluso si eso significaba derramar lágrimas de sangre y dejar atrás mis propios pensamientos egoístas.

Por este motivo, tanto mi cuerpo como mi alma buscaron liberarse de las cadenas que toda esta presión exigía, por desgracia, los medios elegidos no fueron los adecuados para una pequeña niña que aún no había comprendido el mundo que la rodeaba.

Volverme dependiente de la nicotina cuando estaba en la cima de mi gloria como bailarina, sólo acabó retrasando un poco más el inevitable final.

Pues la suma de no haber cuidado adecuadamente mi cuerpo y mi mente, me llevó a pasar largos meses en el hospital, mientras mis padres y mi hermano no entendían en qué momento había ocurrido todo, y por qué no habían sido capaces de darse cuenta con anterioridad que no estaba bien.

Fueron días difíciles colmados de soledad, ya que la única persona que realmente me conocía en ese entonces había comenzado a alejarse. Lee Bada, no estuvo a mi lado el día que me derrumbé, a pesar de que una vez me lo había jurado, pero la etapa del resentimiento ya había pasado, y cuando tuve la madurez suficiente me di cuenta de que yo misma la había alejado.

Porque sabía que alguien como ella no merecía ser infectada por alguien tan destrozada como yo.

- Voy a salir un momento a fuera para tomar el aire -advertí a Kirsten mientras me alejaba de ellas, en busca de un momento de paz.

Cuando abrí la puerta de aquella terraza, el frío viento de esa noche golpeó mi cuerpo haciéndome temblar, pero aun así tenía la intención de quedarme allí al menos un par de minutos. Con cuidado, apoyé la espalda contra la gélida pared, mientras del bolsillo de mi chaqueta sacaba una cajetilla de cigarros para, encender uno y fumarlo.

Le di unas cuantas caladas antes de soltar el humo suavemente entre mis rojos labios, hacía bastantes años que no tenía que recurrir al tabaco para calmar mi ansiedad, así que adaptarme a él me llevó un poco de tiempo.

La luna era tan brillante y hermosa que decidí tomarme un tiempo para observarla y luego hacerle una foto, que publiqué al instante en mi historia de Instagram, ya que pensé que era necesario que otros también la admiraran. Debido a mi ensimismamiento no me di cuenta a tiempo de que alguien más estaba conmigo en este lugar, sólo pude darme cuenta cuando su voz se abrió paso entre mis oídos y me hizo dar un pequeño respingo por la impresión de verla de la nada a mi lado.

𝙄 𝙒𝙖𝙣𝙙 𝙔𝙤𝙪 ▪︎ 𝘽𝙖𝙙𝙖 𝙇𝙚𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora