☆ Capítulo Nueve

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Los finos dedos de Bada Lee me acariciaron suavemente la parte posterior del pelo; las dos llevábamos unos minutos recostadas tranquilamente en la cama, contemplando y disfrutando de la compañía de la otra

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Los finos dedos de Bada Lee me acariciaron suavemente la parte posterior del pelo; las dos llevábamos unos minutos recostadas tranquilamente en la cama, contemplando y disfrutando de la compañía de la otra.

Para ser sincera, mi insistencia en permanecer a su lado está probablemente ligada al miedo, ya que temía que algo así no volviera a suceder y, en consecuencia, lamentaría constantemente no haber sabido apreciarla como es debido. Porque honestamente había fantaseado con este escenario en más de una ocasión, durante las frías noches cuando el insomnio me capturaba y le pedía a mi fiel amiga la luna, que esto sucediera.

Incluso en alguna ocasión en la que mi alma era vulnerable, le dije a mi madre entre lágrimas cuánto te echaba de menos y cuántas veces me arrepentí de haberme alejado de ti, aunque sabía que para aquel entonces era la única forma de mantener mi propia cordura.

Bada Lee significa tantas cosas para mí que es un poco complicado de explicar, pero en pocas palabras, todo lo que ella representa es capaz de hacer vibrar toda mi esencia.

- Deberíamos ir a desayunar -la joven me observaba ligeramente desde arriba, ya que yo seguía recostada sobre su pecho.

Ante sus palabras negué con la cabeza y luego con movimientos lentos debido a lo somnolienta que estaba, me coloqué encima de ella, haciendo que su cuerpo sintiera el peso del mío con ambas piernas a los costados de su figura, mientras escondía mi cara en el hueco de su cuello.

- ¿Todavía no quieres ir a desayunar? -su dulce voz acunó mi oído gracias a nuestra cercanía, mientras sentía cómo una de sus manos acariciaba la piel de mi espalda.

- Quiero quedarme así un poco más -mi voz chocó contra la piel de su cuello y podría jurar que la sentí estremecerse tras este acto.

Podía oler el aroma de su perfume, a pesar del tiempo transcurrido desde la última vez que se lo había aplicado, tenía curiosidad por saber si realmente era el mismo que le había regalado una vez, pero no quería preguntárselo, tal vez por miedo a equivocarme y que ella se diera cuenta que aun recordaba su olor con claridad.

- Enya...- al oírla decir mi nombre de una forma inusual, me incorporé mejor sobre ella para poder mirarla, poniendo mi cara unos centímetros por encima de la suya.

- ¿Ocurre algo? -pregunté, aunque sabía muy bien lo que quería, pues había logrado descifrarlo al ver cómo le bailaban los ojos cuando me miraba a la cara.

Sus labios se entreabrieron durante unos segundos y luego volvieron a cerrarse, parecía dudar sobre lo que diría a continuación, lo cual era un poco extraño, ya que siempre se había caracterizado por su gran confianza incluso en los actos más triviales.

- Quiero besarte -dijo tras largos instantes de reflexión, dado que parecía temer mi respuesta, aunque en el fondo ya la conocía.

Los latidos de mi corazón aumentaron y por un segundo creí que ella podía oírlos, pero aun así esto no me detuvo para mirarla lascivamente con el único propósito de ponerla un poco nerviosa, pues deseaba ver las ansias que podría tener de besarme.

𝙄 𝙒𝙖𝙣𝙙 𝙔𝙤𝙪 ▪︎ 𝘽𝙖𝙙𝙖 𝙇𝙚𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora