☆ Capítulo Dieciocho

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Pov Bada Lee:

Quizá sea porque mi alma es débil o porque soy demasiado susceptible a cualquier cosa que lleve su nombre, pero Kim Enya era mucho más que una vieja amiga de la cual estoy profundamente enamorada, ella simplemente, lo es todo para mí

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Quizá sea porque mi alma es débil o porque soy demasiado susceptible a cualquier cosa que lleve su nombre, pero Kim Enya era mucho más que una vieja amiga de la cual estoy profundamente enamorada, ella simplemente, lo es todo para mí.

La vida cobra sentido cuando está a mi lado, tomándome de la mano o mientras me pasa sus finos dedos por el pelo y me susurraba dulces palabras al oído, a la vez que nuestros cuerpos están lo más cerca posible el uno del otro, porque cuando ella se encontraba junto a mi todo pasaba a un segundo plano, ya que aquella chica de pelo largo y oscuro como la noche era el centro de mi mundo.

Era totalmente culpable de amarla con intensidad sin cuestionarlo ni un segundo, porque prefería sentir antes que analizar cómo amar, hasta el punto en que recorrer su cuello con mis labios se estaba convirtiendo en algo adictivo, y más aún si de su boca escapaban expresiones que sólo yo era capaz de arrancar, porque aquella mujer se había vuelto completamente mía desde el preciso momento en que nuestros labios se encontraron en aquella oscura habitación, donde por primera vez sentí que había logrado el triunfo absoluto sobre todos los caprichos que mi mente había generado, y por eso y mucho más, me volvía totalmente egoísta a la hora de compartir lo que simplemente ya me pertenecía.

Así que ahora mismo, mientras Enya intentaba recuperar el aire que nuestros besos le habían extraído, me preguntaba si dejar una marca en aquel pálido cuello sería la solución más acertada para que el mundo entero supiera que aquella hermosa joven de piel de porcelana era totalmente mía, y que nadie, por mucho que lo desearan, serían capaces de acariciar sus caderas como yo lo hacía.

Porque yo era la única que tenía el privilegio de oír los cortos y a veces largos jadeos que dejaba escapar de sus labios cuando tocaba superficialmente su piel, siendo éstos la prueba más clara de que todo lo que le hacía sentir era mucho más de lo que cualquier otra persona podría conseguir jamás.

Aun sabiendo que no era solo yo quien la reconocía, ya que Internet estaba lleno de artículos sobre ella admirando o quizás envidiando su belleza y su gran talento para el baile, había que estar ciego para no ver las magníficas habilidades que poseía mi novia, a la hora de girar, saltar, sacudirse e interpretar cualquier pieza musical que se le pusiera por delante, seduciendo de inmediato a quien mirara su hermosa figura.

Produciendo en el espectador probablemente las mismas sensaciones que tuve cuando la vi por primera vez en aquel recital, donde sus delicados pasos y expresiones eran lo único que se podía observar.

Por eso su inconmensurable popularidad no podía evitar hacerme pensar que la quería toda para mí, en el momento en que atraía la atención de otra persona que anhelaba con euforia tocar su piel, antes cubierta por mis manos, porque todos estaban hipnotizados por sus múltiples atributos y no los culpaba, ya que hasta yo era víctima de ellos, aunque a diferencia de esas pobres almas que soñaban con tenerla entre sus brazos, yo era la única capaz de vivir esa realidad que tanto buscaban.

𝙄 𝙒𝙖𝙣𝙙 𝙔𝙤𝙪 ▪︎ 𝘽𝙖𝙙𝙖 𝙇𝙚𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora