☆ Capítulo Ocho

2.1K 216 40
                                        

En la gran habitación en la que estábamos, se podía percibir como el ambiente había cambiado tras las palabras de Bada Lee

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la gran habitación en la que estábamos, se podía percibir como el ambiente había cambiado tras las palabras de Bada Lee. Nuestras respiraciones eran aceleradas provocando que nuestros pechos subieran y bajaran constantemente, ambas nos mirábamos casi sin pestañear sabiendo que estábamos a punto de tomar una decisión que podría cambiar todo entre nosotras.

La forma en que me observaba me hizo cuestionarme muchas cosas sobre lo que había sido nuestra relación a lo largo de los años, ya que no recordaba que me hubiera mirado nunca de esa manera, como si yo fuera lo más hermoso que sus ojos hubieran visto jamás.

Lee Bada, tenía una facilidad aterradora para hacerme sentir muchísimas cosas, a tal punto que la forma en que una de sus manos acarició mi mejilla, ya tenía suficiente peso como para hacerme cuestionar todo lo que creía con tanta veracidad. 

-Enya... -mi nombre escapó de sus labios en un susurro, ella deseaba que yo le diera la respuesta que su cuerpo tanto buscaba.

Siempre pensé que yo era alguien incapaz de corromperse, ya que toda mi vida me había disciplinado meticulosamente para resistirme ante cualquier provocación por muy difícil que está fuera, pero ahora mismo, con los labios de Bada Lee tan cerca de los míos, me daba cuenta perfectamente de que había cedido a la tentación de besarla.

Mis manos habían tomado sus mejillas con el único propósito de unir nuestros labios en un tímido beso que fue correspondido de inmediato.

Sus manos, que al principio habían estado en mis hombros habían decidido recorrer mi espalda hasta aferrarse con fuerza a mi cintura para poder acercarme aún más a su cuerpo, lo que unido al movimiento de nuestros labios, me estaba haciendo perder la cabeza. En un impulso por tratar de mantenerme estable ante todas las emociones que su tacto producía en mí, rodeé su cuello con mis brazos, aunque esta acción provocó que los delicados besos aumentaran de nivel drásticamente, ya no estábamos siendo dulces o amables, ahora mismo ambas queríamos todo lo que pudiéramos obtener la una de la otra.

Queríamos ser egoístas con lo que sentíamos y hacer realidad nuestras fantasías.

Giró nuestros cuerpos de modo que su espalda quedara frente a la cama, para poder sentarse en ella conmigo en su regazo, esto hizo que nuestros labios se separaran lo suficiente para permitirme contemplar la expresión lasciva de su rostro.

- Tan linda…-dijo al momento en que me tomó de la barbilla, solo para volver a unirnos en un intenso beso en que su lengua hizo acto de presencia.

La cordura se nos escapaba de las manos, parecía que ya no podíamos controlar todo lo que nos provocábamos, simplemente éramos esclavas del tacto de la otra, pues una de sus manos acariciaba lentamente mis muslos por encima de la tela de mi pantalón, mientras la otra que hace poco me había tomado de la barbilla, se adentraba bajo la tela de mi camisón.

Sabía que si no la detenía ahora mismo no lo conseguiría más tarde, así que me aparté con cuidado de sus labios haciendo que una expresión de confusión se extendiera por su bonita cara, temiendo haber hecho algo mal. 

𝙄 𝙒𝙖𝙣𝙙 𝙔𝙤𝙪 ▪︎ 𝘽𝙖𝙙𝙖 𝙇𝙚𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora