☆ Capítulo Seis

2K 196 42
                                        

Desde muy temprano por la mañana no he podido parar, el entrenamiento con las chicas había terminado antes de lo previsto lo que me a dado tiempo suficiente para hacer todo lo que quería hacer durante el día, así que a medida que se acercaba la ho...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desde muy temprano por la mañana no he podido parar, el entrenamiento con las chicas había terminado antes de lo previsto lo que me a dado tiempo suficiente para hacer todo lo que quería hacer durante el día, así que a medida que se acercaba la hora de comer decidí invitar a mi madre a un bonito restaurante, para que ambas pudiéramos disfrutar de la compañía de la otra.

Hace un par de minutos mi madre me había enviado un mensaje diciéndome que no tardaría en llegar, así que mientras la esperaba, observaba por una de las ventanas del restaurante a la gran variedad de gente que ese día transitaba por las calles. El tiempo era agradable, perfecto para ir a dar un paseo con una persona especial, por cosas como esta a veces realmente envidiaba a las personas que estaban enamoradas y sus sentimientos más profundos eran recíprocos.

¿Qué se sentirá amar a alguien que te ama?

¿Será tan magnífico como parece o también produce el mismo dolor que no ser amada?

Mi última relación había terminado por una infidelidad y cuando intenté entender por qué mi entonces pareja me había hecho eso, sólo me contestó que yo no le complacía como se suponía que debía hacerlo y aunque habían pasado años desde entonces, la espina clavada seguía ahí produciendo dolor.

El miedo a no ser suficiente y, en consecuencia, a ser sustituida, seguía persiguiéndome a diario incluso en cosas tan cotidianas para mí como bailar, muchas veces me atormentaba pensando si mis habilidades como bailarina merecerían la pena o si había llegado a donde estaba por mis propios méritos.

Solía menospreciarme todo el tiempo, y como en esa época no tenía a nadie que me dijera que todo lo que pensaba era mentira, en algún momento llegué a considerarlo una realidad. Afortunadamente, asistí a terapia y, aunque fueron largos meses de tratamiento, merecieron totalmente la pena, ya que ahora creo fielmente en mis capacidades y sé reconocer mis propias virtudes.

Sabía que no podía ser buena en todo y que era válido que cometiera errores, porque como todo el mundo tenía que aprender a equivocarme. Conseguí dejar atrás la retorcida idea de la perfección y había aprendido a quererme aunque no fuera perfecta.

- Cariño -me llamó la bonita voz de mi madre y, cuando la vi ya a mi lado, sonreí como una niña pequeña.

Me levanté de mi asiento y me acerqué a ella para abrazarla, era consciente que los gestos de cariño en público aquí en Corea no eran tan comunes, pero necesitaba abrazarla después de tanto tiempo sin vernos frente a frente. La había echado tanto de menos.

- Pero mira qué linda estás -sus manos acunaron mi cara con suavidad, observando cada facción- en qué momento mi niña se hizo tan grande y bonita -me reí de sus palabras.

- Todo gracias a que tengo una madre muy hermosa -sonreí mientras colocaba mis manos sobre las suyas- ven vamos a sentarnos.

Ambas nos sentamos frente a frente con la felicidad desbordando de nuestros rostros, hacía mucho tiempo que no nos veíamos por lo que era realmente un sueño tenernos tan cerca después de tanto tiempo separadas. Mi madre era una de mis mayores inspiraciones en la vida, una mujer que siempre se desvivía por las personas que quería sin esperar mucho a cambio, nos cuidó a mi hermano y a mí siempre de la mejor manera, educándonos para que ambos pudiéramos ser la mejor versión de nosotros mismos en el futuro, alguien que siempre quiso que cumpliéramos nuestros sueños por muy ambiciosos que fueran.

𝙄 𝙒𝙖𝙣𝙙 𝙔𝙤𝙪 ▪︎ 𝘽𝙖𝙙𝙖 𝙇𝙚𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora