Punto sin Retorno

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Ella dormia en mi cama, pero alguien me esperaba en otro lugar.

Aquel niño jugaba con dos carritos, mientras su madre fumaba y bebía con el teléfono en la oreja.

—Aarón.

—¡Jack!

—¡Shh!, ¡Cállate!— le lanzó la colilla de cigarro a su hijo.

Lo anime a venir conmigo, me abrazó y lo abracé, metí la mano a la bolsa de mi pantalón y le di lo que necesitaba, dulces.

—Juguemos con los carritos en mi cuarto.

—¡Vamos!

Usamos sus libros para hacer una pista de carreras, con magia hice la pista con obstáculos, vueltas y puentes.

—Jack, ¿Eres mi amigo imaginario?

—Ni tan imaginario, Aarón— toque su nariz con la punta de mi dedo —Soy más real de lo que cualquiera pueda pensar.

En la parte de abajo de su casa se escuchaban muchas cosas romperse —¡Bastardo!

—¡Perra!

—A veces se pelea con diferentes personas.

—¿Tú papá?

—A veces viene, las cosas no cambian— él seguía jugando con los carritos, son raros los comportamientos serios en niños, especialmente en los problemáticos.

—¿Te gusta estar con tus papás?

—No, pero no puedo quejarme.

Este niño si es diferente, casi no le importa lo que le digan sus padres, pero si tiene esa enorme necesidad de aprobación.

Cómo cualquier otro niño se quedó dormido en el piso, no aguanto tantas horas de juegos, lo deje dormido en el piso, no me inmuté por si pasaría una mala noche o si su madre lo llegará a regañar, lo deje tirado, descansando, por un segundo se distorsionó el escenario de una cuarto sucio de un niño vivo a un cuarto lleno de sangre. Sonreí ante la idea.

«Muy pronto»

Los días pasaban, ella se volvía insoportable.

—¡Jack!

—Jack.

—¡JACK!

«¡Gritos desagradables!»

—Jack, ¿A dónde vas?

—Solo voy a salir.

—¿Puedo ir?

—No.

Ella tenía esperanza, y vi que se desvaneció cuando dejó caer sus manos.

—Te soy permiso de salir— fue lo único que le dije.

—¡Gracias, Jack!

De mi bolsillo saque dinero que había juntado. Algunas víctimas ya no lo necesitarían, pero ella si, quien sabe, tal vez se pinta el cabello de rosa pastel.

—Cuidate— bese su frente y acaricie sus mejillas.

Me fui con Aarón sin preocupaciones, todo marchaba como un reloj medieval.

La mamá de Aarón estaba paranoica, veía a su hijo y de inmediato lo tomaba del cabello y lo golpeaba, más tarde lo tomaba con cariño y le pedía disculpas, durante tres semanas siguió igual, hasta que empecé a jugar con su psique.

Ella era feliz, al lado de cinco hombres atractivos para ella, no tenía que preocuparse por nada, sus padres le permitían todo, pagando sus caprichos.

Amame o Tememe «Laughing Jack x Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora