Ya no me gusta estar aquí, siempre es lo mismo, la misma música, la misma soledad. No tengo nada.
Jack se ha distanciado por semanas, no lo he visto.
El tiro al blanco con dardos, escopetas y hachas se ha vuelto mi pasión. La precisión que he obtenido me sorprende, cada vez logro darle al blanco con mayor facilidad.
La sensación de ser observada se ha vuelto llevadera, ahora se que no me harán daño porque es Jack el que los controla.
Me aburro mucho.
—¿Qué hace usted aquí?— pregunté a un hombre pelirrojo que solo veía un conejo blanco con rosa pastel.
—Ah, solo veía el peluche— sonrió con amabilidad.
«¿Cómo entró aquí? Se supone que es un parque encantado al que nadie puede ingresar ni salir si Jack...»
—¿Qué tengo que hacer para ganarlo?— preguntó sin borrar la sonrisa de su rostro, lo tengo que admitir, le queda bien sonreír.
Sonreí de vuelta y le expliqué lo que debía hacer, insertar los aros en el cuello de las botellas. —Aqui tiene.
—Gracias— los tomo y me di la vuelta —¿Podrías acompañarme?
Lo miré con confusión. -Es que... el parque está muy solo.
Sé que es un parque solitario y sé perfectamente que se siente muy mal la soledad.
Lo miré sonreír por insertar los aros y también lo vi enojarse cuando falló.
Tome el conejo porque fui testigo de lo mucho que se esforzó, además falló dos aros y Jack me dijo que son necesarios cinco aros insertado en las botellas para merecer el premio.
—Esto es suyo— entregué al conejo.
—Gracias- sonrió al conejo. Parecía una persona cálida, de esas con las que una se siente cómoda y segura.
—Bueno.
—¿Te puedo acompañar el resto del día?
—Claro— «Jack no tiene porqué enterarse, ¿Verdad?»
Caminábamos por las tiendas de premios de las que estaba aburrida y conocía a la perfección.
—Este lugar... ¿Siempre es así?
—¿De solo? Sí.
El río con amabilidad y aún sujetaba su conejo -Me refería a lo derruido.
—Oh.
La música sonaba, y ahora que lo pienso nunca me había intentado alejar de la feria como en aquel sueño.
—No eres muy buena conversando, ¿Verdad?
—No— me apenaba no poder contar nada, me acomode el cabello que recién me había pintado de azul pastel.
—No te preocupes, de seguro es la falta de confianza— puso su mano sobre mi hombro, haciendo que me girará a verlo, tiene unos ojos muy hermosos.
—Gracias— respondió.
La cara me hervía, creí que solo lo había pensado y se lo comenté.
—Quizá lo pensaste muy alto.
El silencio incómoda se volvió peor para mí por el sonido de mi estómago. Me tuve que cubrir la cara.
—No te preocupes, ¿Por dónde es el área de comida?
—Es a la izquierda de la carpa central- dije con las manos aún cubriendome la cara.
—Okey.
Me senté un uno de esos banquitos que están al lado de las tiendas.
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Amame o Tememe «Laughing Jack x Lectora»
Hayran Kurgu¿Puede un asesino amar?. En una realidad alterna, donde el mundo esta repleto de peligros ajenos a los que conoces, las leyendas urbanas y ficticias son reales, pero no son escritas como aquí, de hecho son consideradas rumores. Tu vida aquí es muy...