Capítulo 21: Las pequeñas trampas

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Daniel

Iré provocando a Inma con placer hasta que ya no pueda más, aunque yo también sufriré un poco porque también sentiré placer, voy a ser un poco tramposo pero es lo que hay.

Estaba en mi despacho investigando sobre el proyecto cuando la puerta se abrió y apareció Inma, vi que iba con ropa de calle, llevaba una chaqueta de cuero a juego con los pantalones ajustados, llevaba un top negro corto, podía ver su ombligo, tenía el número 9 tatuado alrededor del ombligo, me la quedé mirando en silencio dejando los minutos pasar.

- ¿Cómo va el proyecto?-preguntó Inma rompiendo el silencio.

- He estado viendo el hotel, y al parecer va bien, podremos hacer un buen proyecto con esto-dije contento.

- Bueno, voy a cambiarme, no me ha dado tiempo antes-dijo Inma cerrando la puerta.

Empecé a sospechar que Inma ha venido así aposta, ella siempre tiene un horario, esto lo ha hecho para provocarme, no voy a negarlo, pero estaba preciosa con lo que llevaba puesto, estaba empezando a tener fantasías en la que le quitaba ese traje, tenía que ir a provocarla ahora.

Salí del despacho en dirección a los baños, hasta que de repente salió el jefe de allí, me escondí pero le espié, vi que estaba mirando a todas partes como si temiera que lo descubrieran, cuando ya estuvo lo suficiente lejos de mí, salí de mi escondite y entré al baño, vi que había una puerta cerrada, ahí estaba Inma, llamé a la puerta para comprobar si era ella.

- ¿Quién es?-preguntó Inma.

- Soy yo, puedo pasar-dije sonriente.

- No puedes esperarte un poco-dijo Inma.

No contesté, comprobé que Inma había dejado la puerta abierta y entré, ella me vio en el espejo y se dio la vuelta sorprendida, cerré la puerta con seguro para asegurarme de que nadie entraba para molestarnos, Inma llevaba unos pantalones vaqueros oscuros y un sujetador oscuro, estaba apunto de ponerse la camisa cuando la interrumpí, en ese pequeño espacio olía a su perfume.

Me mordí el labio al verla así, estaba apunto de ceder, pero aunque lo deseaba bastante le había dicho a Inma que yo tenía que preguntarle sobre besarnos, me fui acercando a ella hasta que Inma chocó con el lavabo, me pegué más a ella y jadeamos al sentir nuestras intimidades por encima de la ropa.

- ¿Puedo?-pregunté con voz ronca en el oído de Inma.

Me separé para ver su reacción, en sus ojos vi un poco de duda, pero luego vi deseo en ellos, creo que ella sabía lo que iba a hacer y asintió con la cabeza, estiré el brazo y agarré el tirante de su sujetador y lo bajé un poco, me incliné y besé su cuello, volver a sentir su piel en mis labios me gustó, fui besando más partes de su cuello, sentía que Inma se estremecía con cada roce que hacían mis labios en su cuello, hasta jadeaba del placer que sentía, fui dando pequeños mordiscos delicados, Inma inclinaba la cabeza hacia atrás, exponiendo más su cuello, con mi otra mano, lo coloqué detrás de su cuello, saqué mi lengua y empecé a lamer su cuello lentamente, Inma jadeaba sin parar, lo mordí y besé una última vez, fui bajando mi boca hasta su pecho, donde estaba su tatuaje, el número era el 30, lo besé y lo acaricié, pasando mis dedos haciendo la forma del tatuaje, la punta de mis uñas también acariciaba el tatuaje, sentí que Inma se estremecía, volví a mi postura anterior y vi que Inma estaba con las mejillas muy rojas, estaba recuperando el aliento, pasé un brazo por su cintura para inclinarla hacia a mí y la abracé, ella también me abrazó descansando su mejilla en mi hombro, le aparté el pelo y se lo coloqué detrás de la oreja, besé y acaricié su mejilla lentamente.

- Te he echado mucho de menos-susurré en su oído.

Inma se incorporó y me miró a los ojos sorprendida, levantó el brazo y acarició mi mejilla, no le importaba que mi barba pinchase su mano, me miró a los ojos con cariño y sonrió.

- Yo también te he echado de menos-dijo Inma.

No me esperaba que me lo dijera ahí, sin darme cuenta me acerqué aún más a ella y rocé mis labios con los suyos unos segundos hasta que me separé de ella abriendo la puerta del baño, cuando cerré la puerta me podía imaginar la cara de Inma, pero sonreí porque me había echado de menos, había estado apunto de ceder, estuve apunto de besar a Inma.

Adictos al Pecado (Inma y Daniel 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora