Lucía abrió los ojos al escuchar que alguien llamaba a su habitación.
Miró la hora en el móvil. Las 11:30.
Sí que había dormido.-Pase.
La puerta se abrió.
-Buenos días, señorita Lucía. Le traigo el desayuno.
-¿Aida está desayunando en su dormitorio? Digo, su majestad.
-Salió temprano, no sé si habrá vuelto.Lucía soltó un suspiro cargado de tristeza. Quería, no, necesitaba verla.
-Puedo mirarlo si usted así lo desea.
Lia la sonrió.-No quiero que te metas en problemas por mi culpa.
-No se preocupe, nadie se enterará de que lo hago por usted.Lia le guiñó el ojo y Lucía la sonrió.
-Me estoy aprovechando de tu buena voluntad.
-No sería capaz, es usted demasiado buena para ello.Los ojos de ambas se encontraron y Lia apartó la mirada con nerviosismo.
-Entonces... ¿miro si... si ha vuelto?
-Necesito hablar con ella, puedo mirarlo yo misma.
-Me gustaría hacerle el favor.Ante la mirada suplicante de Lia no pudo negarse.
-Está bien.
-¡Vuelvo en seguida!Dejó el desayuno sobre la mesilla a su lado y salió rápido de la habitación sin olvidarse antes de cerrar la puerta.
Lucía sonrió.
Aquella chica la provocaba mucha ternura.Volvió al cabo de 10 minutos como mucho.
-Su madre me ha dicho que se encuentra jugando al golf.
-¿Al golf?
-Es lo que su majestad hace cuando necesita despejarse. También lee pero la cuesta más concentrarse así que suele escoger el golf.
-Bien, iré a verla.
-Espere. ¿No va a tomar nada de lo que le he traído? Mira que si la devuelvo el plato intacto a Rose va a preocuparse de veras o peor aún, sentirse ofendida.
-Yo... yo no quiero ofender a nadie.
-Lo sé. -Lia se acercó. -Entonces, ¿va a tomárselo?Lucía asintió al instante alcanzando el zumo de naranja.
-Dale las gracias de mi parte.
-Al servicio no se le agradece, Lucía. Aida es igual. Sois como hermanas.Lucía se atragantó con el pedazo de tortita que se acababa de meter en la boca.
-¡¿Está bien, señorita Lucía?! Tome tome. -Le tendió el café.
-¿Her... hermanas? -Consiguió decir.
-Sí. -Lia sonrió. -Sois iguales. Gemelas.
-Aida y yo no somos para nada hermanas. -Dijo con un tono más brusco del que pretendía. -Y menos gemelas.Lia tragó saliva incómoda.
-Lo... lo lamento, señorita Lucía. No pretendía...
-No, no. Lo siento yo. -Suspiró. -Hoy estoy un poco irritable. Voy a bajar a ver a Aidi ya, lo necesito. -Se terminó la tercera tortita en 3 bocados. -Dile a Rose que estaba todo buenísimo.
-¡Pero si aún te quedan las galletas, el muffin y la tarta de manzana!
-No me entra nada más. El cafe, el zumo y las tortitas estaban deliciosas. Lo demás os lo podéis repartir entre el servicio, no querría que la comida se echara a perder. -La sonrió. -Muchas gracias, Lia. En serio.Salió de la habitación a toda prisa.
-¡Buenos días, Lucía!
Aroa la abrazó.
-¿Aroa?
-La misma.
-Dios, Aidi y tú sois idénticas.Aroa sonrió tímidamente.
-Gracias. Aunque la hija de puta heredó los ojos verdes.
-¡Aroa, esa boca! -Anna apareció en escena. -Discúlpela. Esta niña a veces se comporta como una barriobajera.Lucía rio.
-No te preocupes, en serio. Y tutéame, por favor.
-¡Sí, por supuesto! Tiene... tienes razón.
-¿Buscas a Aida? -Preguntó Aroa.
-Sí. Está jugando al golf, ¿verdad?
-No. -Respondió Anna. -Acabó hace unos minutos. Está sentada junto al lago con un libro. ¿Sabes llegar?
-Eso creo. Muchas gracias.Comenzaba a alejarse cuando Anna la llamó.
-¡Lucía! -Lucía se volvió. -Dale tiempo. Ahora mismo está hecha un lío con todo.
-Anna. -Sonrió con tristeza. -Ella es la que tiene que estar dispuesta a dármelo a mí... aunque si no es así, lo aceptaré y entenderé perfectamente.
-Fuerza, hija.
-¡Aida está loca por tí, de la Puerta! ¡Te dará todo el tiempo del mundo!
-Aroa, no hace falta que chilles. Te escucha perfectamente.
-¡Bla bla bla! ¡Me voy a desayunar!
-Aroa, te he dicho que no grites.Lucía se fue entre risas.
Adoraba a aquella familia y la llenaba de tristeza que Peter no estuviera allí.Tardó un rato en divisar el lago y cuando lo hizo, caminó hacia allí con decisión.
Aida sostenía un libro entre las manos pero Lucía sabía perfectamente que no estaba concentrada en él.
-Hola...
Se sentó junto a ella.
-Hey.
La voz de Aida fue apenas un susurro.Un silencio incómodo se instaló entre ellas.
Ambas quería romperlo pero no sabían como.-Es... es bonito. -Dijo entonces Lucía. -El paisaje quiero decir. Y el lago, hasta me apetece darme un baño.
-Hace frío para ello.
-¿Me estás retando?Lucía se levantó y llevó las manos a su camiseta con una ceja levantada.
Aida negó y apoyó la cabeza sobre sus rodillas mirándola.-Estás loca, si te retara sabría que serías capaz.
-¿Ah sí?Lucía comenzó a quitarse las prendas de ropa hasta quedar solo con la interior.
Y entonces, la tomó a ella entre sus brazos.-¿Qué... qué haces? ¡Ni se te ocurra, Lucía!
-¿Ahora soy Lucía para tí? ¡Ja, te vas a enterar!Caminó hacia el lago.
-¡Para!
-Llámame "Lu" y dame un beso y te perdono.
-No.
-Bien.Comenzó a entrar en el lago hasta que el agua la llegaba hasta las pantorrillas.
Aida escondió la cabeza en el hueco de su cuello.-¡Vale, vale! Lu Lu Lu Lu Lu.
Lucía se rio.
-Y ahora el beso.
Aida separó su cara del cuello de Lu y rodó los ojos.
-Eres una aprovechada.
-Dame el beso o te suelto aquí mismo.Comenzó a aflojar su agarre.
-¡No no no! -Se inclinó hacia ella y juntó sus labios pero antes de que Lucía pudiera profundizarlo, se separó. -Listo, llévame a la orilla.
-¿Eso es un beso para ti?
-Lucía...
-¿Cómo?
-¡No! ¡Lu! ¡Lu!Lucía se rio.
-¡Tengo el poder!
-Véte a la... -Bufó. -¡Llévame a la orilla!
-Bueno.La sujetó mejor entre sus brazos y caminó fuera del lago.
-¿Puedes bajarme?
-No. Me gusta tenerte pegada a mí.
-Lu, bájame. O te juro que la patada que te vas a llevar no va a ser pequeña.
-¡Qué bruta!Siento haber tardado en publicar. Me faltaba la inspiración.
¡Espero hayáis tenido un buen finde!
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La reina de Nordlichter
FanfictionAida Brooke es la hereda al trono de Nordlichter pero ella no quiere ser reina. Cuando se da cuenta de los planes del que sus padres han decidido que sea su futuro marido, huye encontrándose con una castaña de ojos verdes en la que decide confiar pa...