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Aida abrió los ojos y se arrepintió al momento.

Todo la daba vueltas.

-¿Señorita Aida?
-Mi cabeza...

-Ay, hija mía. No debiste beberte esa botella.
-A lo hecho pecho, Rose. Necesito algo para el mareo y el dolor, por supuesto también agua. ¿Me lo traes porfi?
-Pues claro. Y ya sabes que no tienes que pedírmelo...
-Pero a mí me gusta pedírtelo, Rose.

Rose sonrió.

-Siempre serás mi niña bonita, no has cambiado nada. Ten, cómete mientras esto y bébete el café. Te sentirás mejor después.
-El café te lo acepto pero tengo el estómago revuelto, todo lo que tome saldrá por donde ha entrado.
-Prueba un poquito.
-Más tarde quizá, ahora de verdad que no puedo.

Rose suspiró pero dejó la bandeja sobre la mesilla y se acercó a la puerta.

-Está bien, mi reina. Con permiso.
-Gracias, Rose.

Estiró el brazo para alcanzar el café pero una arcada la hizo detenerse y otra más levantarse y correr al baño casi cayendo en el proceso por el mareo.

-¿Hola?
-Rose, estoy en el baño... -Soltó débil tomando una profunda respiración y volviéndose a inclinar sobre el inodoro.
-Soy Carla, Aidi. -Entró en el baño y la sujetó el pelo. -Iba preguntarte qué tal pero creo que sería algo estúpido por mi parte, solo viéndote...

Aida se rio sin fuerzas y en cuanto sintió que ya no iba a vomitar más, se apoyó en las piernas de Carla.

-Gracias por preocuparte...
-No des las gracias por eso, boba. -Se agachó y permitió que pusiera la cabeza sobre su regazo para mayor comodidad. -¿Ha pasado Clau por aquí? Ayer estaba muy rara.
-Ahora que lo dices, no. -Frunció el ceño. -Solo sé que me acompañó a la habitación y desde ahí... estoy en blanco, no recuerdo nada más. Estará durmiendo.

-Vamos a la cama, Rose me ha mandado que te trajera una tisana de jengibre para el mareo y un paracetamol para el dolor de cabeza.

Aida se dejó llevar por ella hasta la cama.
Se tumbó y Carla se sentó a su lado y la pasó el ibuprofeno y el café.

-Ten, primero el café y después la tisana.
-Vale. -Se metió la pastilla en la boca y dio un sorbo al café. Se la había quedado un poco frío pero no dijo nada y volvió la vista hacia Carla. -¿Tú viste a Claudia después de que me acompañara a la habitación?
-Sí. Quise dar una vuelta y ver las estrellas con ella pero se negó. Es lo que te he dicho, estaba muy rara y no sé por qué.

Aida dio otro sorbo al café, esta vez más largo.

-¿Rara en qué sentido?
-Pues no lo sé, rara. Estaba preocupada por algo y se notaba que quería estar sola, no veía la hora de perderme de vista...
-¡Hey! No digas eso, Clau te adora. Echa de menos a Lu y la ha afectado verme así ayer por ella, seguro que es solo eso y nada más.
-No lo sé, Aidi... quiero pensar que sí pero...

Carla apartó la mirada y la dirigió a sus manos. Comenzó a juguetear con ellas.

-¿Qué pasa?
-Nada...
-Carla... Dime que te pasa. -Cruzaron miradas. -Por favor.
-Bueno, vale. Lia ayer me dijo algo que me ha dado que pensar.
-¿En serio vas a escuchar a esa puta?

-¡Aida!
-Es la verdad, Carla. Esa tía ha ido detrás de Lu desde que la conoció, aún sabiendo lo que había entre nosotras. No le importó una mierda. ¿Vas a ser igual de ciega que Lucía?

-En este caso...
-No. Ni en este ni en ninguno la escuches, solo quiere que nos distanciemos todas. Como ella no es feliz... tiene una envidia que se muere.
-Bueno... si es lo que tú crees...
-Te gusta, ¿verdad?

Carla sintió las mejillas calientes.

-Yo...
-¡Te gusta!
-¡SHHHHHHH!
-Perdón perdón. Pero me emociona mucho, que lo sepas. ¿Vosotras dos juntas? ¡Sería explosivo y maravilloso! -Comenzó a dar saltitos. -¡Buah es que me lo estoy imaginando!

Carla sonrió y negó divertida.

-Aida Redruejo, estás como una cabra y por eso te quiero.

  ***

-¿Vas a salir de la cama?
-Tengo sueño.
-Mamá dice que no has dormido en toda la noche y que habías prometido venir a desayunar y a desahogarte con nosotras.
-Por eso, enana. Tengo sueño, déjame en paz.
-No veo que cierres los ojos.
-Porque estás tú aquí molestando.

Sofía rodó los ojos.

-Ven a desayunar y después vuelves aquí y te duermes. No te obligaremos a contar nada si vienes, te lo prometo.
-Sofía, en serio. Quiero dormir. YA.
-Mamá vendrá y te arrastrará fuera de la cama, tú sabrás.

Salió de la habitación cerrando de un portazo. Estaba verdaderamente enfadaba y en realidad no la extrañaba que fuera así.

Lucía volvió a coger el móvil.
Aida no había leído el mensaje aún.

-Cariño, vamos.
-¿Es qué no vais a dejarme en paz hoy?
-Lucía.
-Necesito estar sola y descansar, ¿es mucho pedir?
-Bien, iré a por tu desayuno.
-Gracias.
-Pero no vas a tirarte el día entero aquí encerrada, eso que quede claro. Saldrás a comerte el mundo como mi pequeña siempre ha hecho.

Lucía no respondió y Carmela salió de la habitación con un suspiro triste.

Su móvil vibró y se abalanzó sobre él.

Volvía a ser Claudia. Menuda decepción.

-¿Has dormido algo? 😂
-¿En serio, Claudia? No puedes ser tan mala...
-Aidi ha dormido de maravilla, por si te apetecía saberlo 😈.
-Tendrá una resaca...
-Ni te imaginas. Pero yo la cuido por ti ya que tú no vendrás para hacerlo, una verdadera lástima.
-Sabes que no puedo...

-Tu desayuno. -Carmela dejó la comida sobre la mesilla, Lucía ni siquiera la miró.
-Gracias. -Desganada.

-Aquí la atienden bien, no te preocupes 😏.
-BASTA YA.
-Vale, pero que pare no implica que no vayas a perderla. Tú sabrás.
-Voy a acabarte bloqueando, lo digo en serio.
-Bueno. Pararé.
-Era todo lo que quería, gracias.

Dejó de nuevo el móvil sobre el colchón.

Debía dejarlo estar.

Había decidido volver con su familia por algo y se estaba comportando bastante mal con ellos, no tenían la culpa de que echara de menos a Aida.
Saldría a desayunar y hablaría del tema, la serviría para desahogarse.

Se incorporó y entonces, el sonido de la llegada de un mensaje nuevo hizo que se abalanzara sobre el móvil de nuevo.

La esperanza es lo último que se pierde, ¿no?
Podía ser Aida.



¡Hola, chicxs!
Me está costando bastante seguir con la historia, por eso tardo en publicar.
En un principio, debido a la noticia de su separación y como se habían ido dando las cosas, iba a haber cancelado la continuación de la historia por el momento pero creo que ahora mismo para muchxs las historias de ellas dos están siendo un "safe place" al igual que para mí. Así que seguiré. Despacito pero a tope.
Y recordad, haya pasado lo que haya pasado, ninguna merece que se la falte al respeto.

La reina de Nordlichter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora