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-Lia está en el hospital pero en cuanto se reponga, irá a la cárcel.

Lucía asintió.

Se sentía rara.

-¿Cómo está mi hija?
-Reponiéndose. Ya puede incorporarse un poco y empieza a ser una muy mala paciente. Ayer la pillé intentando levantarse de la cama.

Anna soltó una carcajada.

-Desde pequeña siempre fue muy inquieta. No paraba.
-Doy fe.

Se sentó junto a Anna y se llevó una cucharada de sopa a la boca.

-¿Tú cuando te vas?
-Cuando Aidi se reponga del todo.
-Ella está bien ya y tu vida está esperándote ahí fuera.
-Mi vida es ella.

Anna sonrió enternecida.

-Aida podría irse contigo. -Dijo sin pensar.

Hubo un silencio.
Lucía la miraba en estado de shock.

-Espera, ¿qué?
-Siempre quiso estudiar. Quizá podría irse contigo y así empezar la vida que siempre deseó, ¿qué te parece?
-¡Estoy demasiado feliz para decir nada con sentido ahora mismo!

Anna soltó una carcajada.

-No la digas nada, quiero que sea una sorpresa.

***

-¿Cómo está mi princesita?
-Harta. -Soltó cruzándose de brazos.
-Eso quizá pueda arreglarlo.

Se acercó con una sonrisa pícara y se inclinó para depositar un beso peligrosamente cerca de sus labios.

-Luciaaaaaaaaa. Ahora lo has empeorado más aún. -Refunfuñó.

Lucía soltó una carcajada.

-Anda, no te enfades.

Se quitó los zapatos para tenerse junto a ella en la cama.

-¿Cuándo te vas? -Preguntó Aida con la mirada clavada en el techo.
-En 5 días o así.

Aida asintió sintiendo un nudo en la garganta.

-Voy a echarte muchísimo de menos.
-Y yo, mi amor.

Lucía se sintió mal al darse cuenta de que Aida tenía lágrimas en los ojos. Odiaba verla llorar.
Quería contarle que se la llevaría con ella y nunca más se separarían pero le había prometido a Anna que sería una sorpresa. Cumpliría.

-Pero volveré pronto, lo juro. En cuanto pueda.
-Aún no te has ido y ya estoy contando los días para que vuelvas. -Sollozó.

Entonces, la puerta se abrió.

-¿Quién se ha muerto? -Preguntó Claudia al ver a Aida llorando.

Aida le hizo un corte de mangas.

-¡Pero bueno! Ha pasado demasiado tiempo contigo, Clau.

Carla y Claudia estaban dadas de la mano y eso hizo sonreír tanto a Aida como a Lucía.

-Veo que ya os habéis puesto al día. -Soltó Lucía señalando sus manos.

Ambas se miraron con las mejillas de un rojo intenso.

-Cállate, puta. -Claudia sujetó aún más firmemente la mano de Carla cuando esta se iba a soltar avergonzada. -¿Por qué  llorabas?
-¿Y a tí qué? Cotilla.
-¡Uy lo que me ha dicho! Carlita, defiende a tu futura esposa.

Carla negó.

-Te quiero mucho pero prefiero no meterme.
-¡Traidora!

Todas menos Claudia soltaron una carcajada.
Claudia simplemente se hizo la ofendida y soltó la mano de Carla para ir hacia la puerta.

La reina de Nordlichter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora