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-¿Clau...dia?

Aida agitó la cabeza creyendo que estaba demasiado atontada. No podía ser.

-¡Sí es, mi amor!

Lucía trató de incorporarse.

-Shhhhhhh, vi salir a Lia hace apenas un par de minutos.

Claudia se acercó a Lucía.

-Primero Aida.
-No, Lu.

Claudia incorporó a Lucía para poder desatarla pero los nudos estaban demasiado apretados.

-Jodeeeeeer.

Estuvo cerca de 5 minutos hasta que finalmente logró desatarlos.
Tenía los dedos llenos de heridas por las cuerdas pero caminó hacia Aida.

-Sujétamela, Lu.
-No hay tiempo. Ayúdame a incorporarla, cuando estemos en palacio la desatamos.

Aida ayudó todo lo que pudo pero apenas podía andar y Lucía acabó cogiéndola en brazos.

-He escuchado pasos. -Susurró Claudia nada más cerrar la puerta. -Vamos, corre.

Lucía se apresuró a llegar a un árbol y esconderse tras él.

Esperaron durante un tiempo prudencial. Nadie apareció.

Suspiraron aliviadas y continuaron.

-Tú ve delante, yo te cubro las espaldas.
-En cuanto lleguemos hay que llamar a un médico.
-Probablemente ya lo hayan hecho, Carla está herida.
-¿La sacasteis? -Sonrió Lucía aliviada.
-Sí.

Continuaron en silencio.
Querían estar atentas por si oían algo.

-Necesito descansar.

Llevaban 10 minutos andando y después de lo que había vivido, Lucía se encontraba terriblemente mal.

-Pásame a Aidi.

Lucía negó.

-Estoy bien. Solo necesito un momento.
-Lu, no podemos. Lia se habrá dado cuenta ya de vuestra ausencia.
-Tie... nes razón.

Inspiró hondo y volvió a tomar a Aida entre sus brazos.

-Vamos.

-Vaya vaya. -Se volvieron asustadas. -¿Creíais que ibais a poder escapar?
-Lia, por favor...
-Cállate, no vas a conseguir nada. No pienso rendirme.

Lucía sintió los ojos llenársele de lágrimas.

-Eres una desgraciada. -Soltó Claudia caminando hacia ella. -Déjanos marchar y no te haré daño.

Lia se echó a reír.

-Dadme a Aida y todo habrá acabado.

Lucía apretó los puños.

-Jamás.
-Bien.

Antes de que nadie lo viera venir, lanzó un puño hacia Claudia que en el último segundo logró esquivar.

-¡Loca!

Lia sonrió.

-Soy capaz de más de lo que creéis.
-No hace falta que lo jures.

Su sonrisa se borró.

-Claudia, no me hagas hacerte daño a ti también. Realmente solo quiero destrozarles la vida a ellas.

Claudia se encogió de hombros.

-¿Qué puedo decir? Me va la marcha.

Lia se abalanzó sobre ella y Claudia la empujó con todas sus fuerzas haciendo que trastabillara y cayera hacia atrás.
El sonido del golpe del cráneo impactando contra una roca fue nauseabundo.

La reina de Nordlichter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora