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-Deja ya el alcohol, Aidi. Mañana vas a querer morirte.

Claudia le arrebató la copa antes de que pudiera llevársela a los labios.

-La última vez salió fatal. Deja ya la bebida, joder.

Aida rodó los ojos.

-Voy al baño.
-Ah no, tú de aquí no te mueves hasta que no venga Lu a quedarse contigo.
-¿Ahora necesito niñera?
-Desde que eres una puta borracha sí.

La tomó del brazo cuando fue a caminar.

-Joder, Clau. Que me meo encima.
-Bueno está bien. Pero como en 5 minutos no estés de vuelta, te vas a enterar. Me voy a bailar con Carla, me buscas.

Aida asintió con una sonrisa inocente.

Claudia divisó a Carla y caminó hacia ella.

Aida se aseguró de que ya no miraba en su dirección y se escabulló entre la gente.

Necesitaba evadirse durante un rato.
Llevaba todo el día fingiendo que estaba bien y ya no podía más.

-Camarero. Tráeme una botella de champagne, por favor.
-Marchando, alteza.

En menos de 1 minuto tenía una botella de champagne delante.
Ventajas de ser princesa.

-Gracias, guapo. -Sonrió coqueta.
Ya no sabía ni lo que hacía.

***

Lucía se situó frente a Carla y Claudia.

-Veo que os lo estáis pasando bien.
-Ajam.
-¿Y Aidi?
-Pues se supone que en... -Levantó su muñeca izquierda para mirar su reloj. -...hace 20 minutos que debería estar aquí. Ya me la ha colado, joder. Y es que Carla con su vestidito me ha entretenido y...
-Voy a buscarla.
-Carla y yo también.

Lucía buscó entre la gente pero no conseguía dar con Aida.

Y entonces, escuchó su risa.

-¿Aidi?

Un camarero la sostuvo cuando perdió el equilibrio y quedaron demasiado cerca.

-¡Eh, tú! ¡Apártate de ella!

Empujó al camarero y sostuvo a Aida de la cintura pegándosela al costado de forma posesiva.

-Solo la estaba ayudando.
-Fue muy majo y me invito a muchas de estas. -Aida elevó una botella de champagne y se la llevó a los labios pero Lucía se la arrebató. -¡Oye!
-Se acabó el alcohol para ti. Es hora de dormir.

Le tendió la botella al camarero y justo cuando este iba a cogerla, la dejó caer haciendo que se rompiera en mil pedazos.

-Ups. Tendrás que recoger eso, campeón.

-Cruel. -Soltó Aida.
-Cállate, esto es por tu culpa. Vamos a la habitación.

Aida negó.

-Quiero bailar más.
-Pues te aguantas. Vamos.

Acabó cogiéndola cuando se dio cuenta de que no podía dar ni un paso sin trastabillar.

-Wiiiiiiiiiiii. -Aida levantó los brazos cuando comenzó a subir las escaleras y Lucía no pudo evitar reírse.
-No puedo enfadarme contigo. -Suspiró.
-Eso es porque me quieres.
-Pues sí.

La depositó sobre la cama.

-Lo siento. -Musitó Aida sujetándola del brazo. -Es que estoy muy triste, Lu.
-Pensaba que estabas bien...
-No puedo evitar sentirme así. Te vuelves a ir y yo no puedo soportarlo. -Sollozó.
-Aidi, yo...

Abrieron la puerta sobresaltándolas

-¿Estás bien? -Claudia se abalanzó sobre Aida para abrazarla.

-Ay Clau, que solo estaba bailando.
-Y haciendo algo más, ¿o me equivoco?

-Con un camarero.
-¡¿Con un camarero?! ¿Y estaba bueno?
-¡Claudia! -Carla la dio un manotazo en el hombro.
-Auch.

-Estaba bien supongo, no me fijé.
-Me decepcionas, Aiduski.

-Fuera de mi habitación. Ya. -Lucía la obligó a levantarse y caminar hacia la puerta. -Aidi necesita descansar.
-¡Pero si estoy como una rosa!
-Yo me la llevo.
-Gracias, Carla.

Cerró la puerta y soltó un suspiro de alivio.

-Vamos a dormir, ¿vale?
-Pero si estoy muy activa.
-No digas tonterías y duérmete por favor. Yo estoy molida.

Aida se sentó sobre sus caderas en cuanto Lucía se tumbó en la cama.

Frotó sus sexos primero suave y despacio y después con algo más de intensidad.

-¿Seguro qué tienes sueño?

-Ai... Aida...
-Shhhhhh. Disfruta del momento.
-Estas borracha, no está bien.
-Sabes que estando sobria también querría. Y eres mi novia, joder.

Lucía la tomó de la cintura para ayudarla a moverse sobre ella.

***

-Venga, Aidi. Hay que levantarse.
-¿Qué hora es? -Abrió un ojo.
-Las 6 de la mañana.
-Es muy temprano, déjame dormir.
-El vuelo sale en 2 horas, tenemos que irnos. Venga, tómate esto y levanta.

Aida se incorporó repentinamente.

-Espera. -La miró perpleja. -¿Has dicho tenemos?

Lucía sonrió.

-He dicho tenemos.

-No entiendo... ¿te acompaño unos días?

La puerta se abrió.

-¿No sabes llamar o qué?
-Anda, no drames. -Claudia rodó los ojos. -¡¿Aún seguís así?! ¡Venga, vamos!

Aida pasó de mirar de una a otra.

-No estoy entendiendo nada.

-¡Qué nos vamos a vivir a Texas, tía! ¿Cómo es que aún no se lo has dicho?
-Iba a hacerlo, me has jodido toda la sorpresa. Muchas gracias.
-Ay, ¡es que eres muy lenta!

Los ojos de Aida estaban llenos de lágrimas.

-Esto es broma, ¿verdad?
-¡No, tía! ¡Pisito compartido!

Aida siguió llorando sin poder creérselo.

-Y vas a estudiar y a cumplir todos tus sueños.

-Para, Clau. ¿No ves que es mucha información para procesar de repente? -Intervino Carla. -Vamos a desayunar mientras terminan de prepararse.
-¡Luego os vemos!

En el momento en que la puerta se cerró, Aida se abalanzó sobre Lucía para abrazarla.

-¡Si te quiero más exploto! Eres maravillosa.
-También te quiero pero esto fue idea de tu madre. Es a ella a quien más debes agradecer.
-¡Me ducho y voy a darla un abrazo enorme!

Lucía sonrió.
Amaba verla tan feliz.

***

Aida abrazaba a su madre mientras ambas eran un mar de lágrimas.

-Te voy a echar mucho de menos.
-Y yo, mi amor. Pero vendréis en vacaciones y algún finde. Yo también iré a visitaros de vez en cuando, me apetece visitar Texas.

-Aidi, no quiero cortar el momento pero vamos tarde.

Anna alejó a Aida con suavidad.

-Vete, cariño. Vete a cumplir tu sueño y a ser feliz.

-Gracias, mami.

Se acercó a Aroa.

-Cuídala. Y no dudes en visitarme en cuanto tu agenda tenga un hueco.
-Lo prometo, hermana. Te voy a echar mucho de menos.
-Y yo. Pero yo siempre estaré contigo.

Se desabrochó el colgante que llevaba al cuello y se lo colocó a ella.

Aroa lo tomó entre sus manos.
Sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Por fin vas a ser feliz.

La reina de Nordlichter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora