- Debes irte, Arthur... mi madre se enojará
- Acabo de discutir con ella, no puede enojarse más de lo que está-.dijo algo resignado-.
- ¿Qué te dijo?
- No me dijo nada. Sólo se fue a caminar
Ella suspiró.
- ¿Me sacarás de aquí?
- José llegará con la llave, estoy esperándolo
José llegó hasta el cuarto con las llaves, y abrió rápidamente. Catalina se apartó de la puerta.
- Gracias-. dijo el señor a el empleado-.
El señor Longton entró al cuarto de la muchacha. La vio sentada sobre la cama, con los ojos claros llenos de lágrimas, con su rostro lánguido y triste.
Cerró la puerta tras él con un demoro inigualable.
- No te pongas así...-.dijo suspirando por lo bajo-.
- No puedo evitarlo-.dijo ella-.
Arthur se sentó al lado de ella sobre la cama.
Aunque quería confesarle muchas cosas, no supo que decirle.
Peinó con las manos su corto cabello rubio, y miró el suelo.
- ¿Por qué Ana odia a tú padre?-.
La muchacha no supo como responder. Habían tantas razones.
- Porque mi padre nunca la amó. Nunca la quiso
- ¿Sólo por eso?
- Porque mi padre se suicidó-.dijo ella fríamente-.
Arthur se quedó impactado.
- ¿Y por eso lo odia?
- No... lo odia porque prefirió matarse a que estar con ella
- ¿Y cómo lo sabes?
- Carmen me lo contó.
Arthur no encontró las palabras adecuadas, pero le proporcionó las únicas que se le pasaron por la mente.
- Pronto el dolor pasará. Catalina. Ya tienes diecisiete, te casarás y no tendrás que verla otra vez
A pesar de que el señor Longton haya dicho eso, la idea de que Catalina se casara le provocó nauseas.
- A veces simplemente es mejor no sentir-.dijo él-.
- ¿Cómo es eso?
- No sentir nada... no tener sentimientos
- ¿es acaso eso posible?
- Es fácil-. exclamó Arthur como si ser inhumano fuese un simple suceso-.
- Lo dices porque eres inglés. Los ingleses son buenos siendo fríos
- Yo parezco frío, pero no lo soy.
- ¿no lo eres?
- Soy como hielo, Catalina. En el calor adecuado puedo derretirme.
Dijo eso pensando en como él se derrite cada vez que está cerca de ella. Cada vez que mira sus ojos, cada vez que recuerda que podría haberla desposado a ella en vez de Ana.
- yo no soy buena ocultando lo que siento-.dijo la muchacha-.
- Yo sí-. sonó irónico a los oídos de él , debido a que intentaba ocultar lo que sentía hacía ella-.
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Efímero.
RomanceSociedad Europea año 1850. En una provincia de Europa vive Ana Federighi y su hija Catalina. Además de tener una pésima relación, la madre planea casar a la hija lo antes posible para no verla más. La familia Longton por su parte, está en la bancarr...