Embarazo.

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Carmen apretó entre sus manos la sombrilla.  Su rostro se tornó serio y apretado.

Recordó inmediatamente la carta que su niña tenía escrita sobre la mesa. Pensó en que quizá Arthur había pasado la noche junto a Catalina.

La señorita Federighi se separa más de su amante, y se acerca unos pasos a Carmen.

- Vamos, Carmen

Ella no responde y sólo mira a su patrón interrogativamente.

- Carmen, vamos a casa

La negra asiente, y aunque no lo quiere así, se limita  a seguir las ordenes, y ubicarse en el lugar que le corresponde.

Caminan entre los prados hasta llegar a la mansión. Nadie dice ninguna palabra. Y nadie tampoco la dirá. Carmen callará.

Y eso deja tranquila a Catalina.

(...)

 Ella se arregla el cabello mirándose al espejo. Son las cuatro de la tarde, hora de tomar el té, y su madre debe estar por llegar.

Pone anillos en sus manos, decora con collares su cuerpo... su vestimenta y accesorios valdría mucho más de lo que una casa.

Y camina lentamente por el largo pasillo. Y escucha los sonidos de la loza chocar contra la mesa. Una y otra vez. Seguramente es Carmen y Olga sirviendo el té.

Se escucha las páginas de periódico cambiar. Ha de estar Arthur Longton allí.
Y ella se deja ver en el comedor principal. Y él la ve, y deja de leer.

Ella se devuelve hacía su cuarto, y él, la sigue inconscientemente.
Carmen los ve caminando juntos. Sabe todo lo que ocurre.

Ella no puede evitar nada lamentablemente. Por más que así lo quiera. 

Catalina y Arthur entran al cuarto de invitados. Y no dicen palabra alguna a nadie, ni siquiera a ellos mismos.

Él está apoyado sobre la puerta, ella está frente a él.

Él acaricia el rostro de ella con suavidad, con ternura. Baja su mano hasta su cintura. Ella pone las manos sobre sus hombros y lo besa con suavidad, delicadeza.

Él la recibe, e intensifica el beso. 

Están prontos casi sin respiración, pero la sed de uno del otro les impide detenerse. Es algo tan intenso, tan pasional, como si de pronto hubiesen descubierto otro mundo nuevo.

- Am I the only one?

Ella sonrió disfrutando cada palabra como un sabor diferente saliendo de la boca de él.

-  ¿Qué?

- ¿Soy el único?-. él lo dijo con la voz grave con intención de ser seductor-.

- Sí... el único

Ella lo besó otra vez, y sintió el roce de su creciente  barba raspando contra su pómulos. Y él le aprieta la cintura y voltea, hasta darla contra la puerta, cambiándose de posición.

Ella gime en el oído de él. Él le sonríe.

- ¿me quieres?-. pregunta Arthur-.

- Mucho-.responde-.

Y se besan otra vez, pero más lentamente, con más calma, delicadeza, con más romanticismo.

La muchacha se separa de él, y abre la puerta para retirarse del cuarto de invitados. Toma su bolso y se dirige al comedor principal.

- !Martín! grita 

Al mismo tiempo que grita, Arthur se dirige al comedor principal, todo desconcertado.

Efímero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora