- Un gusto señorita Federighi-.dijo Enrique después de besarle la mano con ternura-.
La muchacha se sobresaltó un poco al escuchar la voz de él, increíblemente conocida.
El sacerdote se adentró al prado, el lugar del matrimonio.
- Arthur, ya han llegado todos los invitados, es hora de que nos sentemos...-.dijo Ana-.
Tomó del brazo al inglés, luego de susurrarle a Catalina.
- Es hora de que busques a un postulante para marido, ya es hora
Arthur escuchó y se molestó un poco, pero fingió que nada ocurría, y se fue con su amada esposa al prado.
Se sentaron en la primera fila de asientos; Arthur, Ana y Adam.
Catalina se sentó al lado de las gemelas en unos asientos cercanos a estos.
Los músicos comenzaron a tocar los violines apenas se posicionó Martín cerca de Enrique.
A los pocos segundos después, entró Olga, increíblemente bella. Su cabello oscuro rizado, y su ropa blanca elegante la hacían casi lucir como una aristócrata más, a excepción de su color de piel, que intentó disimular con su polvo de maquillaje.
- Buenas tardes a todos los presentes en esta ceremonia. Soy el sacerdote Enrique de Aragón, miembro de la santa iglesia católica apostólica Romana. He venido aquí a consagrar un vinculo matrimonial entre dos personas... Olga y Martín
En ese momento, los dos se miraron sonrientes.
Catalina se alegró de haber sido la principal causante de este matrimonio. si es que ella no le hubiese dado el anillo a Martín, si es que no lo hubiese convencido, nada de esto estaría pasando. Y de cierta forma, ella estaba más que orgullosa de sus actos.
Cuando Catalina miró en dirección a Arthur, se dio cuenta de que él también la estaba mirando.
Él aquel día no podía parar de mirar a Catalina. De mirar su bello rostro, sus bellos y curvos labios. No podía evitar ver como aquel vestido resaltaba sus curvas femeninas, como sus pechos formados y preciosos destacaban. Como su pequeña cintura apretada por el corset la hacía lucir estilizada.
Y es que Arthur se imaginaba una y mil veces que ocultaba Catalina debajo de sus vestidos.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Ana se levantó de la silla luego de susurrar:
- Vengo en un momento, Arthur...
En ese momento, Arthur se sintió más libre de poder mirar a la muchacha, que disfrutaba llamar la atención de él.
Adam notó como buen hombre y buen padre la mirada insistente de su hijo hacía Catalina.
- Deberías dedicarte a buscar a tú esposa en vez de andar mirando a su hija-.susurró en el oído de su hijo-.
Arthur se quedó paralizado al ver como su padre había notado toda la situación.
- Martin... ¿Tomas como esposa a Olga para amarla, respetarla y honrarla, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, sea como sea... hasta que la muerte los separe?
- Acepto, padre-.respondió-.
- Olga...¿ Tomas como esposo a Martín, para amarlo, respetarlo y honrarlo, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, sea como sea... hasta que la muerte los separe?
- Acepto, padre-.respondió-.
- Siendo así sus decisiones, y sin el impedimento de nadie, los declaro oficialmente marido y mujer a los ojos de la santa iglesia católica apostólica romana
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Efímero.
RomanceSociedad Europea año 1850. En una provincia de Europa vive Ana Federighi y su hija Catalina. Además de tener una pésima relación, la madre planea casar a la hija lo antes posible para no verla más. La familia Longton por su parte, está en la bancarr...