Efímero.

Un Beso.

Tres meses después...

Tres meses han pasado de manera rápida en la vida de los personajes.

El vientre de Ana está considerablemente más grande. Ya siente patadas en su útero. Siente al ser vivo dentro de su vientre moviéndose, durmiendo, acomodándose. Y eso la hace sentirse sumamente feliz.

Arthur parece feliz por su hijo que viene en camino, el primero, y espera el último.

Las cosas entre el matrimonio Federighi y Longton han estado mejor. Ana se ha comportado mejor con su hija y con su esposo.

No ha existido contacto alguno entre el inglés y Catalina. Es como si jamás hubiese existido alguno.

El matrimonio entre Diego O'Higgins se llevará a cabo dentro de cuatro días. Los preparativos están minuciosamente hechos por Ana. Todos están enterados sobre el evento, que será de suma importancia en la aristocracia criolla.

Catalina no está segura aún de la decisión que tomó. Pero después de todo, no tiene más opción.

Ya se resignó a la idea de Arthur, también se resignó a la decepción de su madre, se resignó al futuro que le esperaba junto a su futuro esposo.

(...)

Catalina Federighi está sentada en su tocador, arreglándose el peinado. Carmen la ve, y dobla algunas prendas de ropa de su niña.

- Su pelo es hermoso, no necesita ser retocado...

- Gracias-.ella sonríe levemente-.

Se forma un silencio que dura unos largos segundos. La muchacha se pierde en un punto de la habitación, entreabriendo su boca. Como si estuviese perdida del mundo real.

- ¿En qué está pensando, mi niña?

- Tú sabes...-. ella le da una mirada conocida-.

- No lo sé, no puedo leer tú mente

- Estoy pensando en Arthur...

- creo que así lo presentía

- No hemos hablado casi nada desde hace tres meses... es como si ni siquiera nos conociéramos

- Es mejor así, créame...

- No sé realmente... Lo único que sé con exactitud es que lo extraño

- Con el tiempo lo olvidará... en un par de días estarás casada, mi niña. Y empezarás una vida nueva, lejos de aquí, lejos de él y de tú madre

- Así es...

- ¿Supongo que me llevarás contigo a tú nueva casa?

- Por supuesto que sí. Carmen, siempre estarás conmigo, siempre. Y que no se te olvide

- Jamás...

- Es hora de almorzar... debe ir a la mesa. Su madre y Arthur están sentados-.dijo cambiando el tema abruptamente-.

- Enseguida voy...

(...)

Enrique de Aragón está sentado en un escritorio dentro de la iglesia. Está sólo.

En estos últimos tres meses, su estabilidad mental no ha sido lo suficientemente buena. Sueña y piensa en cada momento en Catalina y en su matrimonio.

De cierta forma, le afectó mucho más que al enterarse del idilio secreto que tiene con el esposo de su madre.

Enrique de Aragón sufre de algo que carcome el alma, sufre de obsesión.