Ángel.

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Él le hizo el amor aquella noche de manera más lenta, más pausada. Se quiso admirar de todos los detalles del cuerpo de ella; sus pies pequeños, la manera en que cierra los ojos cuando siente placer,  la pequeña marca en su cintura, sus piernas suaves, también cuando le acaricia la espalda.

Y los dos se quedan mirando en plena oscuridad,escuchando exclusivamente sus respiraciones en el silencio de la noche. Y pareciese que si alguien habla, arruinaría una completa conversación a través de gestos y contacto visual.

Y de cierta forma, saben que de un segundo a otro, aquellas miradas podrían transformarse en otro beso desesperado, o en una caricia fugaz, quizá también en un intercambio de palabras.

- Arthur...-.susurró ella, aproximándose más a él-.

- ¿Sí?-.preguntó-.

Estaban los dos bajos las sabanas de la manta de ella. Estaban acostados uno al lado del otro, mientras Arthur acariciaba con la suela de sus pies las pantorillas de ella.

- He pensado que quizá...

- ¿Quizá qué?

- ¿Qué haremos ahora?

- No entiendo tú pregunta...

- Me refiero a que haremos ahora que mi madre está embarazada...

Aquella pregunta arruinó completamente todo el ambiente romántico y terso que se había creado entre ellos. Pero de cierta forma, aquella pregunta era de completa relevancia.

- Ay, Catalina-.dijo él como si se tratase de un poema-. Te juro que si yo aunque sea supiera que voy a hacer...que es lo que  haremos, te respondería...

Se guardó un silencio aterrador para ella. Catalina no era capaz de ver a su madre cargando el hijo de Arthur, no sería capaz de quedarse más tiempo soportando esta situación.

- Tenemos que pensar. El tiempo se nos va a acabar... yo

- Ana quiere que contraigas matrimonio lo antes posible...

- !¿Qué?!-.dijo subiendo la voz-. 

- Ana desea casarte lo antes posible

- Mi madre no puede casarme, yo no quiero

- Calma-. él la calmó haciendo un gesto con la mano-. No se trata de que no quieras. Tú madre va  a obligarte-.dijo completamente resignado, como si no fuese capaz de hacer nada-.

- Ella no puede hacer eso... tú no se lo puedes permitir

- Sabes perfectamente que lo hará...

- ¿Y supuestamente con quién mi madre quiere que contraiga matrimonio?

- No sé, ella dijo que se acercaba el baile de los Aragón, y que allí buscaría un marido para ti

Ella se desesperó un poco, y no pudo entender la posición tan calmada de su amante.

- Arthur... ¿Vas a dejar que me case?

El inglés la miró, con su expresión sorprendida e irónica a la vez, y no supo que responder, más bien, no supo la manera en la cual responder para darle a entender a Catalina que él no impediría aquello. Que él la quería, pero no dejaría todo botado.

- Catalina, no puedo impedirlo

Ella no se lo podía creer.

- !¿Qué estás diciendo?! !¿Cómo qué no lo puedes impedir?!

- Habla despacio, por favor...

- No te entiendo. Realmente no te entiendo

- Catalina, yo no puedo impedir que tú madre te case. Está fuera de mi alcance.

Efímero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora