Desayuno a la cama.

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Él tocó el cabello de ella, sintiendo el suave tacto de este. 

Observó su silueta desnuda entre las sombras de las sabanas, y sonrío para sus adentros.
Ella dormía plácidamente, y que Arthur estuviese junto a ella le hacía sentirse más relajada.

El inglés la contempló un buen rato; siguió con su mirada celestina su cuerpo por primera vez tocado, y eso lo hizo sentirse más que orgulloso.

Ella abrió los ojos, y bostezó. Se dio cuenta de que aún era de noche, y de que aún Arthur estaba allí.
Él esbozó una sonrisa que ella fielmente le contestó.

Y Arthur con su encanto irremediable de inglés, se le acerca y la besa. 
Cierra sus ojos grandes y expresivos, deja que su aliento fluya desde su boca, y con sus manos largas y fuertes, toma la cabeza de ella.

Ella detiene un poco el beso, el hambre voraz de él la hace querer ir más lento.

Catalina lo mira directo a los ojos, y él también. Sonríen.

- ¿Sabes?-. preguntó él con la voz ronca y despacio-.

- ¿Sí?

Él no respondió y se calló por unos segundos.

- Despierta, tiemblo al mirarte, dormida, me atrevo a verte

- ¿Qué?-.preguntó ella algo desconcertada-.

- Por eso, alma de mi alma, yo velo mientras duermes... 

Ella sonrío, sintiéndose algo intrigada a lo que decía él.

- Despierta, ríes. Y al reír, tus labios inquietos me parecen relámpagos de grana que serpean sobre un cielo de nieve...Despierta,miras y al mirar tus ojos  húmedos resplandecen...

-  ¿Puedes explicarme que dices?

- No suelo ser admirador de los poetas españoles, pero Bécquer me ha cautivado

- Aún no entiendo tú rivalidad con España...

Él sonríe divertido. Súbitamente suenan tres timbres en el reloj, indicando las tres de la madrugada.

- Debo irme, Catalina...-.dice él atento a la hora-.

- Pero ¿Por qué?

- Si Ana no me ve junto a ella, se enojará

La muchacha se queda algo impactada. Después de aquella noche, escuchar hablar sobre su madre le produce nauseas. ¿Cómo es posible que Arthur piense en su madre después de estar junto a ella?

- Buenas noches-. él le da un beso en la frente-.

El inglés toma su ropa y su bata, y se cierra la puerta del cuarto lentamente, para dirigirse al cuarto de su mujer.

(...)

Cuando el sol inunda todos los cuartos de la mansión, Ana Federighi abre sus ojos y despierta a su marido.

- Arthur, buenos días...

El inglés abre sus ojos. Ha dormido apenas unas cuatro horas.

- ¿Cómo has dormido?

- Muy bien-.dice recordando lo sucedido con Catalina hace apenas unas cuantas horas-.

Ana mira a su marido y lo besa en los labios. Él se siente extraño, como si nada fuese lo mismo.

- ¿Te he dicho que hoy amaneciste más guapo?

- ¿Ah, sí?

- Sí, mi amor

Efímero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora