Cuando la muchacha de rosto angelical llegó a su cuarto, se sintió protegida.
Su respiración estaba acelerada, y su corazón latía muy rápidamente. Sus rodillas tiritaban, y por el calor de su rostro, estaba completamente segura de que estaba sonrojada.
Ya casi podía imaginarse el rostro de Arthur cerca de sus labios, cerca de su cuello. Susurrándole palabras desconocidas en inglés y en un silencio profundo y aterrador.
"Padre Celestial... Dios, y tú hijo Jesús. Líbreme del pecado, líbreme del deseo..."
La muchacha replicó esas palabras en el borde de su cama, mirando la ventana. Rogando comprensión, rogando perdón.
(...)
Eran aproximadamente las ocho de la mañana en la mansión.
Catalina se encontraba en su cuarto, levantándose, mientras Carmen le ponía el corset con una precisión única.
La muchacha, se arregló el falso y se puso un vestido rosado encima.
- Póngase este sombrero, mi niña-. dijo Carmen pasándole un sombrero de lino con plumas rosadas y grandes-. le combina con el vestido
- Estoy bien así, no te preocupes
La muchacha salió de su cuarto con pequeños pasos, y se dirigió al salón principal. Vio tumbado sobre el sillón a Arhthur, con la misma ropa de anoche, con los ojos azules cerrados, el cabello rubio despeinado y su cuerpo en un profundo sueño.
- Durmió en el sillón anoche-.le dijo Carmen a Catalina, como si esta no supiese-. ¿Sabes si ha peleado con la señora Ana?
- No tengo idea, Carmen.
La muchacha tomó su pequeño bolso de encima de la mesa, y se despidió con un beso de su empleada.
- Mi niña, tenga cuidado. Rece veinte padres nuestros en mí honor
- Así será
- Martín tiene lista la carroza afuera para usted
La muchacha caminó hasta la salida, y se subió al vehículo.
- Llévame a la capilla, por favor
- Está bien, señorita
Miró el camino lentamente, recorriendo los centenares de campos plantados de maíz, de trigo, de verduras, de miles de frutos que llegaban directo a su mesa.
Cerró los ojos, y escuchó con atención los pasos de los caballos andar contra el suelo.
Una imagen rápida y vivida de Arthur anoche se reposó en sus ojos.
"- hemos esperado más de un año..."-. recordó las palabras de Arthur-.
Ella sentía algo hacía Arthur, siempre sintió algo hacía él. Desde que lo vio en aquel baile, todas las noches pensaba en él, como su fantasía, como su inaudito sueño, como su única escapatoria de la cruda realidad en la que vivía.
¿Y por qué? Porque Arthur era joven, él era bueno y amable con la muchacha, se cautivaba de su belleza al mirarla, y es que el señor Longton tenía sentimientos encontrados hacía su hijastra, los tuvo desde la primera vez que la vio.
De repente, las campanas de la iglesia sonaron, y Catalina se sobresaltó al escucharlas.
Era el comienzo de la misa de los domingos.
Se bajo del carruaje con la ayuda de Martín.
- Que tenga una buena misa junto al señor
- Gracias, Martín
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Efímero.
RomansSociedad Europea año 1850. En una provincia de Europa vive Ana Federighi y su hija Catalina. Además de tener una pésima relación, la madre planea casar a la hija lo antes posible para no verla más. La familia Longton por su parte, está en la bancarr...