Seungmin y I.N.

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Esa mañana había sido muy larga y lo que faltaba del resto del día no pintaba fácil, pero Seungmin no era del tipo de hombre que se quejara de sus responsabilidades. Compromiso que adquiría, él se haría cargo hasta terminarlo. Sobre el fútsal estaba de más aclarar que jamás se quejaría. Estaba haciendo el deporte que le gustaba – el único – así que aunque los entrenamientos cada vez eran más pesados y seguidos – Chan estaba como loco de insistente-, él los disfrutaba. Tal vez se debía a que estaba tan cerca de lograr algo importante con el equipo, que el solo hecho de pensarlo le daba las energías que a veces las pocas horas de sueño le quitaban. Tal vez también era porque consideraba que el grupo era confortable, aunque ahora estaba medio desestabilizado por la llegada del nuevo integrante, que aunque él lo había conocido atropellándolo con la bicicleta, le caía bien, además de aportar bastante al equipo – pensamiento que claramente su compañero de residencia Minho no compartía -. Seungmin acomodó su melena cobriza hacia atrás pero su cabello lacio de inmediato volvió a molestarlo, aunque aprovechó tener la mirada algo obstruida para espiar de reojo a Chan. Era demasiado cómico la cara de pánico que tenía hace horas estudiando de sus apuntes. Seungmin había querido ayudarlo desde hacía dos días pero Chan no paraba de correr de un lado a otro: oficina del departamento de deportes, fútsal, residencia, entrenamientos, y claro, cama, porque el algún momento de las 24 horas que tenía el día, él debía descansar.

- ¿Vas bien?

- Mmmhhh... -apenas afirmó Chan sin abrir la boca.

Seungmin apoyó su libro de derecho sobre la mesa ratona del departamento de Chan y miró al pasillo de la cocina.

- ¿Querés algo de tomar?

- Sí, servite lo que quieras...

Chan estaba entrando en una crisis existencial por dentro que ni podía comprender qué decía con exactitud su compañero pero intentaba disimularlo. Él debía dar una imagen de capitán, líder, ya sea fuera de la cancha como dentro. Pero la verdad, no estaba pudiéndolo hacer. Y Seungmin lo notaba.

- Te dije que si vos querés algo de tomar...

Finalmente Chan levantó la mirada y se encontró con la de Seungmin a su lado, hasta con una mano apoyada en su hombro. ¿Cuándo la había dejado allí? Seungmin se volvió a sentar pero a la par de Chan y le sacó el libro de las manos.

- Chan... ¿estás bien?

La respuesta era fácil, clara. NO. Pero Chan solo sonrió.

- Sí...

El teléfono del capitán sonó y cuando lo sacó del bolsillo de su jean, su cara cambió rotundamente. Seungmin no pudo – ni quiso- ver quién llamaba, así que se puso de pie y fue directo a la cocina, por bebidas. Por un momento pensó en preparar café, ya que sabía que la heladera de Chan contaba con muchas cubeteras llenas de hielo pero prefirió no hacer ruido con la máquina. Sí, Seungmin quería escuchar la conversación, quizás eso lo orientara a ver cómo ayudarlo.

Chan apoyó el celular parado sobre la pesa, apoyándolo en los libros, se peinó un poco su cabello oscuro y aceptó la videollamada de Anna. La imagen de una sonriente chica apareció en la pantalla de su teléfono y lo saludó con la mano de forma exagerada. Ella no tenía rasgos orientales pero de todos modos sus verdes ojos no eran muy grandes; su cabello era claro, casi del mismo color que el de Chan natural.

"Hola hermano, ¿cómo estás?"

- Hola Anna, ¿todo bien?

Chan en este momento no tenía ganas de lidiar con la simpatía de su media hermana, y no es porque no la quisiera, pero su crisis tenía que ver en gran parte por la presión que su padre le ejercía respecto a la carrera que lo obligaba a estudiar. Su mente se debatió en dos segundos si la llamada de Anna sería genuina o impuesta por el padre que compartían.

Miroh - SKZ Temporada 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora