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Capítulo 36

Cp.36: “La búsqueda de Kloé”

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AMY

— Soy Daysi— la voz fémina y dulce de la chica me aviva.— hermana de Emmett.— miraba con cierta empatía nuestro parecido, mientras una sonrisa se crea en sus labios.

Es esta la chica de la que tanto me hablaba Kloé, es hermosa y muy simpática. Luce como una muñeca, con un estilo único y singular belleza.

— Puedes decirme Amy.— estrujé su mano sonriendo.

De manera rápida, recorro con la vista el lugar donde nos encontramos. Era el mismo bosque del cual hemos intentado salir siendo guiados por Armand. Caminamos por horas desde que salimos de casa.

Ninguno quiere descansar, entonces yo tampoco por mucho que me duelan los pies. Pero no puedo soportarlo, no puedo respirar. El aire se hace más insoportable cada que avanzamos.

Con cierta dificultad podía observar lo que me rodea, está muy oscuro y densas sombras de animales a menudo me asustan. Tratando de controlar mi agitada respiración, reposo mi cuerpo a un árbol, sentada sobre sus enormes raíces.

No será lo más cómodo pero podré descansar unos segundos.

Cierro los ojos e inspiro todo el aire que puedo, para luego exhalar mi cansancio.

Estoy frustrada, preocupada y no puedo mantener mi inquietud lejos de mi cabeza. Todo el rato me han llegado ilusiones de ese lobo lastimando a Kloé. Quisiera que fueran solo alucinaciones, pero no las puedo dejar pasar por alto.

— ¿En serio te sentarás ahora?— abro los ojos encontrándome con la vista de los tres sobre mí.

No está de buenas desde que salimos.

— Perdón por no ser un murciélago sin alas— suelto irónica y bufo.

Armand frunce los labios y me mira de reojo.

— Bueno, déjala. Es humana y no soporta caminar por tantas horas.— excusa Daysi.— Igual necesitamos relajarnos.

— No hay tiempo— la voz rasposa de Emmett me hace verlo con repudio.

Se encontraba con los ojos dorados y algunas venas gruesas meneandose sobre su mejilla. En su blanca piel, parecían figuras largas y aterradoras. Que le daban una intimidante personalidad.

— Si ella fuera Kloé, detendrían hasta sus vidas por verla reponerse.— responde la rubia con seca actitud.

No dijeron nada por unos minutos, mirándose entre sí ceñudos.

Emmett… evidentemente estaba nervioso y molesto.

Pero Armand, se marchó un poco más lejos de nosotros. Pateando cada tronco o rama en su camino.

Jugaba con mis dedos, mirándolos enredarse entre sí. Estaban fríos y sé que siento escalofríos profundos, que me sacuden hasta el alma. Pues mis nervios van escalando de sobremanera.

La mirada del vampiro, la cual me he aprendido de memoria, pasa de repente por mi cabeza. Como una ilusión o un pensamiento fugaz. Entierro mis dedos en mi cabello algo deslucida y hundida en mi propia mente.

— ¿Estás nerviosa?

Niego con la cabeza escuchándola.

— Desde aquí te huelo.— afirma.

Tomo un poco de aire y levanto la vista hasta su verdosa iris. No despego mis ojos de ella hasta verla sentarse a mi lado y mirar al frente como si nada. Sabiendo que la miraba.