Capítulo 34

290 38 9
                                    

Cp.34: “Enfrentando a la bestia”

≫────°❅•❀•❅°────≪

AMY (Dos semanas después)

Mis manos se deslizan por el suave césped, mientras con los ojos cerrados, dejo que el viento acaricie mi piel.

Me encuentro en una colina, muy alta, donde hay un hermoso vistazo de la ciudad. Es impresionante, aunque muchas personas temen acercarse ya que la altura es considerable.


El reencuentro con Glenda fue bastante dramático y funesto para mí. Por una parte me alegró y por otra, las innumerables preguntas fueran aterradoras.

No sabía de Ethan, ni de Gabby, ni siquiera qué pasó conmigo misma.

Pero no tuve el valor de contarle lo que Kloé está pasando en estos momentos. Eso sería fatídico.

Tampoco quiero meter a Glenda en este turbio mundo. Ya ha hecho mucho por mí; al verme cargar con Emmett en brazos, herido e inconsciente, no lo dudó dos veces en ayudarme y darnos posada.

Han pasado días, y él aún no despierta, y éste es el noveno día.

Suspiro.

Cada hora más, es un golpe duro a mi corazón. Mis esperanzas se escapan como al agua entre los dedos.

Ese vampiro, Armand, me prometió volver. No entiendo a qué viene su promesa.

No me importa si vuelve o no, sólo quiero que traiga consigo a Kloé. Frunzo el entrecejo y mi pecho se llena de ira al pensar en él.

Aunque al volver la calma, abrazo mis rodillas y las pego a mi pecho. Como si mi dolor no fuese tan mortal de esa manera.

Pero he de admitir que desde su ida al Reino de los pulgosos Moon, me he sentido un poco rara. Obviamente todo se me volvió pesado, obstinado y vacío.

El poco rato que pasé a su lado, lo sentí necesario. Como si fuera algo que mi vida estuviese esperando hacía mucho tiempo.

Río bajo, algo indiferente e ignorante por las cosas que llego a pensar.

— Aunque...— sigo hablando bajo, mientras paso mis manos por las heridas que me ocasionó ese Lobo.—... aún tengo miedo.

Darius demostró ser alguien peligroso, obsesionado y esquizofrénico como la novia muerta. Detesto la idea de vivir con miedo.

~•*•~

— ¿Señora Glenda?— asomo la cabeza por la puerta, mientras retiro la llave de la cerradura.

Mi tiempo en aquella colina, finalizó en cuanto llegaban más personas a tomar el sol y hacer sus picnics. La verdad, en la soledad que estaba, podía pensar con más claridad y relajarme como en ningún otro lugar.

Me he sentido muy tensa últimamente.

La casa estaba en silencio, y el salón oscuro. Es un poco extraño, puesto que no demoré mucho y supongo haber dejado a Glenda aquí.

POR LA LUNA, SERÁS MÍA © | Completa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora