POR LA LUNA, SERÁS MÍA © | Completa |

Capítulo Final

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KLOÉ

Mi corazón dio un vuelco al ver a mi madre, su rostro iluminado por una sonrisa que reflejaba pura felicidad. Ethan, la acompañaba con una expresión de orgullo. No podía creer que hubieran viajado para estar aquí en este momento tan significativo.

— ¡Mamá! —exclamé, corriendo hacia ellas con lágrimas de alegría en los ojos—. No sabía que venían.

Ella me abrazó con fuerza, su amor envolviéndome como una manta cálida.

— No podíamos perdernos esto, Kloé. Sabíamos que era un momento especial —dijo, apartando un mechón de cabello de mi cara mientras me miraba con ternura.

Ethan se acercó y me dio un abrazo también, su entusiasmo contagioso.

— ¡Lo hiciste! ¡Te comprometiste! —gritó, riendo—. Emmett, eres el mejor.

Emmett se unió a nosotros.

— Es un gusto volverte a ver, Glenda.— dijo emocionado.

— El gusto es mío, Emmett. Quiero agradecerte por cuidar tan bien de mi hija y siempre ser un caballero.

— Caballero es mi segundo nombre. Siempre la voy a proteger.

Carraspeo fuertemente, rascando mi cabeza cuando recuerdo como fue que llegué aquí. No fue precisamente como “un caballero”.

— Te trajo a rastras, ¿Cómo se atreve?— se queja Rin.

Emmett rió, seguramente escuchandome pensar.

Las risas y las historias comenzaron a fluir mientras compartíamos este momento mágico. La luz de las antorchas danzaba alrededor, creando sombras que parecían jugar entre los árboles.

— ¿Cómo planeaste todo esto? —le pregunté a Emmett, asombrada por la sorpresa.

— Quería que fuera perfecto —respondió, sonriendo—. Sabía que algo que anhelabas era rodearte de tu familia. Muchas cosas ocurrieron y te viste obligada a sentirte sola. Y luego, decidí que no podía hacerlo sin la gente que amas a tu lado.

Me sentí tan agradecida por su consideración y amor. Era un gesto que iba más allá de lo que había imaginado. Mientras la noche avanzaba, compartimos anécdotas, brindamos por nuestro futuro juntos y disfrutamos de la compañía de aquellos que más significaban para nosotros.

Las estrellas brillaban intensamente sobre nosotros, como si celebraran nuestra unión. En ese momento, comprendí que no solo estaba comenzando una nueva etapa con Emmett, sino que también estaba rodeada de un amor incondicional que siempre estaría ahí para apoyarnos en cada paso del camino.

— ¿Qué tal si hacemos una foto? —sugirió Ethan, sacando su teléfono.

Todos nos agrupamos, formando un semicírculo alrededor de Emmett y yo. Con una sonrisa radiante en mi rostro y el anillo brillando en mi mano.

La cámara hizo clic y capturó no solo la imagen de un compromiso, sino también la promesa de un futuro lleno de amor, aventuras y momentos inolvidables.

La emoción del compromiso todavía vibraba en el aire, pero con el tiempo, la vida continuó su curso. Mi madre decidió quedarse en el palacio para ayudarme a planear la boda, y su presencia era un bálsamo en medio de la vorágine de preparativos. Las tardes se llenaban de risas mientras discutíamos detalles, desde los colores de las flores hasta el diseño del vestido. Cada conversación era una oportunidad para fortalecer nuestro vínculo, y me sentía afortunada de tenerla a mi lado.