Epílogo

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Las hojas del árbol que yace sobre mi cabeza, caían en sintonía con la danza del viento; batía con fuerza haciendo que mi cabello se eleve a su son

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Las hojas del árbol que yace sobre mi cabeza, caían en sintonía con la danza del viento; batía con fuerza haciendo que mi cabello se eleve a su son. Mi vestido de tela, está esparcido a mi alrededor, con algunas flores en mis pies descalzos. Dando alusión al tiempo que llevo aquí sentada, mientras espero a Emmett.

Y mi mente se acomoda entre las líneas del libro que sostengo entre mis manos. No puedo evitar imaginarme cada escena, como si yo estuviera ahí.

Viviendo cada segundo con la protagonista.

Cada sonrisa, cada lágrima...cada beso. Observé con desdén al cielo, justo cuando cerré el libro. Suspiro y escucho la calma acoger los latidos de mi corazón. Escucho como late, me siento plena oyendo con atención.

Sí, es espectacular sentirse así. Agradezco internamente poder haberlo terminado en paz. El haberme llegado a la última hoja del libro, me entristece, pero fue un largo camino y siento que algo aprendí.

— Kloé— la voz de Emmett se acerca, simplemente sonrío al verlo con unos vaqueros que odia usar, y solo una camisa de tela fina.

Sabía que venía desde el Palacio, seguramente estaba en alguna reunión apenas abrió los ojos. Ya que, al haberme ido, no pude verlo en la mañana. Sonrío de medio lado, algo pálida.

— Ethan y Amy ya no te dan tiempo de estar conmigo.— hago un puchero pequeño.

— No digas eso, amor. Sabes que están en planes de bodas y necesitan mi ayuda.— suena su voz dulce.— Es lo menos que puedo hacer.

— Lo sé, estoy feliz por ellos. Al fin conseguirán la plenitud. Como tú y yo.— alzo mi mano a su mejilla rasposa y una sonrisa viste sus formidables labios.

— Aún no puedo creer lo calmado que está el Reino.— murmura con un tono de felicidad.

— Hemos pasado por muchas cosas, después de las tormentas, siempre podíamos ser conscientes de que el arcoiris estaría ahí.

— Tú me ayudaste a calmar mis tormentas. Ahora la manada está más fuerte y firme que nunca.

— Aún puedo retomar mi puesto como Reina frente al consejo— comenté.

Observo con atención como Emmett se niega, río bajo sabiendo la razón.

— Es mejor que descanses— su mano va directo a mi vientre, y lo acaricia como si pudiera sentir de alguna manera mágica, como me relaja.

Arrugo la nariz, queriendo confrontarlo, pero me derrito por un beso suyo en mis labios. Se detiene a verme con una mirada gélida y dulce a la vez, como si en mis ojos estuviera observando el más increíble paisaje.

— Quiero que mi hijo y mi esposa, estén sanos.

— Estamos sanos.— ríe mostrando sus blancos colmillos.

POR LA LUNA, SERÁS MÍA © | Completa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora