Capítulo 8

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Cap.8: “La visita”

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KLOÉ

Estaba tan cómoda en mi posición, la cama es tan suave y acogedora que mi cuerpo se resiste a despertar. Es de esas que te incitan a quedarte ahí, todo el día llena de una pereza incurable.

Mientras me iba moviendo, aún medio adormilada, siento cómo mi frente se golpea con algo duro y cálido.

¡Mierda!

Paso mi mano por la zona en la que me di fuertemente y al abrir los ojos, me encontré con lo que parecía una musculosa y grande espalda.

La misma era marcada por un tatuaje, una luna creciente a la mitad.

¿Qué pasó con la otra mitad?

Estaba abrazado por un calor benigno, y su pecho subía y bajaba, al ritmo de su respiración.

Me quedé un rato admirando sus rubios cabellos y en lo que pude ver, sus ojos cerrados. Tiene hermosas pestañas, y sus facciones son tan dulces, que no puedo creer que en su interior viva un Lobo.

Y por lo que escuché y he visto, uno bastante aterrador.
¿Debería ser así?

¿Estar así tan próximos?

A pesar de ser una bestia, sigo viendo a un humano. Alguien desesperado por el amor, del alma que vive en mi interior. Por el amor de Lucía, no por el mío.

Mis ojos se vuelven a Emmett y a su inevitable buena forma. Será lo que será, pero este hombre es puro arte.

Escuché, aunque sea muy bajo, como pequeñas risas salían de él. Arqueé una ceja confusa.

— No soy un humano— suena esa voz ronca y de mí sale un jadeo de espanto.

— ¿Cómo es que...?— me encogí en mi lugar, allegando mis rodillas a mi pecho.

¿Estaba despierto?

— No suelo dormir mucho.— habla aún de espaldas y mis mejillas ardían de la vergüenza.— He escuchado tus pensamientos por media hora, y me gusta que creas que soy guapo.— sonríe y se voltea a verme, poniendo su mano en mi pierna.

Su tacto me eriza, me vuelve una tonta, con esa cálida y suave piel.

— No eres para nada guapo.— farfullo y me pongo de pie, fuera de la cama.— Eres un animal y antes de estar contigo ¡Prefiero sacarme los ojos!

— Me has herido, Kloé.— se lamenta fingiendo un lindo puchero y frunzo el entrecejo viéndolo.

— Estás destruyendo mi privacidad.

— Entre tú y yo no existe privacidad.

— ¿No hay otra habitación en la que puedas dormir?— cuestiono.

Una risa ronca sale de su garganta, mientras se queda sentado, con las manos apoyadas detrás de su torso desnudo, con su cabeza inclinada a un lado sin quitar sus ojos de mí.

Tapé mi cara con una mano, bloqueando mi visión. Puesto que podía ver a través de las sábanas, un cuerpo totalmente tentador.

— ¿Cómo le vas a pedir a un Rey que se aleje de su Reina?

Su voz se escuchó tan cerca de mi oído, erizando mi piel y sin previo aviso, sus manos ya estaban en mi cintura, su pecho desnudo rozaba mi espalda y no tuve tiempo ni de sorprenderme.

Intenté hablar.

— No respondas.

Luego, sus manos se despegan de mí, evitando toda imaginación que se cruzaba por mi mente; y la puerta es tocada apresuradamente.

POR LA LUNA, SERÁS MÍA © | Completa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora