13 | Aroma a esperanza

7 2 0
                                    

Linda

El silencio de la casa sólo le provoca un vacío, y el té que con poco esmero preparó, yace frío sobre la cómoda. Se quita los lentes para frotar sus ojos, el brillo de la pantalla de su computadora comienza a molestarle. Hace horas que está así, sentada en su cama, seleccionando fotografías para poder editarlas. Tampoco le ayudó mucho el haber encontrado algunas de Zack entre la papelera.

La han contratado, sin embargo no se siente satisfecha, quizás el episodio de la mañana anterior opaca toda alegría que podría provocarle el tener un nuevo empleo, aunque sea por el momento.

La tecla que presiona para pasar de imágenes ya padece el sudor de su índice. Su espalda duele un poco por la mala postura, deja todo a un lado y cubre su rostro.

Ya tenia mucho para pensar y ahora algo extra se suma a su mente, y es eso que quería evitar por un tiempo más; el amor.

¿Cómo no se dio cuenta antes? Es decir, no era tan difícil interpretar las señales, tal vez no quiso asimilarlo, pensar en la posibilidad de conocer a alguien y comenzar a sentir otra vez. No sabe lo que le pasa, solo que reacciona diferente cuando está con él, pero… ¿es amor o solo un estímulo natural? No ha estado con nadie aparte de Víctor, no es capaz de razonar.

Cuando vuelve a colocarse las gafas, apaga la laptop y suspira. Al levantarse, se ve en el espejo que tiene frente a ella, analiza su aspecto descuidado, su pijama morado con nubes blancas y estrellas la saluda, y trata de acomodar su corto cabello tras sus orejas. Al abrir la puerta una brisa la recibe y se topa con una Sussy sonriente ingresando a la sala, esta al verla, deja las bolsas que lleva en la mano y se le acerca.

—Buenos días, cielo.

—Buenas días —saluda, con su voz reseca por no haber hablado desde que despertó.

—Aunque ya sea de tarde… ¿Dormiste bien?

Linda asiente y se estira un poco, luego se sienta en el sofá y mira a la mujer pelirroja que imita su acción y se mantiene expectante sabiendo que deben hablar.

Sin embargo, a pesar de que podría comentarle acerca de lo acontecido con el castaño, y recibir consejos que tal vez podría tomar para el momento en el que se vuelvan a encontrar, se abstiene a hablar de sus sentimientos y le da importancia a otra cuestión que merodea por su mente hace días.

Quizá no sea lo mejor, quizá si. Para la pequeña sería un cambio radical en su vida pero no está segura de que pueda ser posible tal hecho. Aunque sus miedos la carcoman y le tema al fallo, no lo analiza mucho cuando suelta el aire contenido y toma la mano de su tía con fuerza.

—Quiero que Irene viva aquí.

Por un segundo, Sussy no reacciona, se mantiene observándola con estupefacción, y eso es justamente lo que Linda no necesita; dudas y más dudas.

—Sé que no es fácil, pero ella lo necesita… y yo también.

—Pero… ¿Has pensado en lo que eso conlleva?

Asiente repetidas veces, sus ojos comienzan a picar.

—Lo he estado pensando desde que me dijo «Mamá».

Le cuesta repetirlo pero no comprender, su responsabilidad es completa y ya tiene que empezar a tomarla con determinación. Los ojos de Sussy se disparan y cubre su boca, asombrada. El silencio se extiende y su expresión se convierte en una mirada conmovida junto a una pequeña lágrima que amenaza con desprenderse de su guarida.

Un simple abrazo sirve como respuesta, y unos besos en la mejilla como cuando era niña le aprietan un poco el pecho.

—Haremos lo posible, ¿está bien? Si es necesario dejo algunas horas en el orfanato para poder estar más en casa.

Un retrato de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora