Un retrato de nosotros

9 | Involucrados

Zack

Ya se termina la semana, lo que significa que solo quedan siete días para un nuevo partido. La competencia no es escasa a pesar de los pocos equipos de los alrededores. Y, lo más importante para Zack son los ojeadores que asistirán al partido del próximo sábado.

Esas personas que se encargarán de observar a los jugadores, y anotar en sus libretas los que más destacan por sobre el resto. Y espera con ansias poder lucirse para ser nombrado y estar a la vista de estos señores analistas.

Masajea su cuello mientras da saltos con un solo pie, cuando se cansa repite la acción con el otro y nota como su ánimo se encuentra mejor.

Hablar con Leslie lo ayudó un poco más de lo que esperaba. Después de ese abrazo se tomó el tiempo para explicarle todo, y ella lo escuchó y, sorprendentemente le dio buenos consejos. Después se sintió culpable por haber dicho que ella no podía hacer esas cosas.

Estira sus brazos y sus músculos se tensan, siente un nudo en la parte alta de la espalda, en el omóplato. Intenta contrarrestar la molestia con sus movimientos bruscos pero no se vuelve su mayor preocupación cuando Collins le hace señas para que se acerque al grupo.

Willis al verlo se aproxima y rodea su nuca con su brazo. El calor no le impide invadir el espacio personal pero Rice no hace nada al respecto, y es porque cree que actuó como un idiota y el rubio parece haberlo olvidado.

O quizás solo decide ignorarlo para no entrar en temas complicados.

—Bien, muchachos. Haremos un partido corto, aún no tengo el equipo definido, así que, es su momento.

Zack asiente y corre hacia el centro de la cancha. El saber que Collins no tiene un equipo lo pone en alerta; por un lado, considera que no puede quedar afuera, él le dijo que es su jugador estrella, no podría sacarlo, su lugar está asegurado y por ello debería demostrar lo mucho que vale. Pero, por el otro, ese pesimista y con poco autoestima, le grita que no se confíe y que deje a un lado el poco narcisismo que lleva, porque todos son iguales y no existe favoritismo.

Una sola equivocación, y adiós titularidad.

—¡Rice!

Voltea al escuchar el llamado de atención, todos lo están viendo, Collins toca el silbato y debe cubrirse los oídos por el susto.

—¡Comenzamos!

Deja salir el aire contenido y toca la pelota. Se la da a quien tiene más cerca y corre hasta la delantera. Esta vez, Alex no lo acompaña, se encuentra en el otro lado, por lo que, debe asociarse con otro compañero. La suerte, es que no tiene a un Damon que le impida pasar la marca, y Willis como siempre, lo sigue desde atrás para pasarle el balón.

Corre para poder desmarcarse, lleva el balón con descuido hasta que llegan para arrebatárselo. Debe impedirlo, pero cuando quiere girar para esquivarlo, el rival es más veloz y le gana la posición.

Bufa molesto por su descuido y lo persigue. Se mantiene a la espera mientras Chris patea con fuerza provocando que el balón vuele por los aires en dirección a su cabeza. Cabecea luego de un salto y siente el contacto, pero también percibe el dolor en su cadera por el golpe que el bruto de Louis le propinó al querer cubrirlo.

—Mierda…

Ya en el suelo, lleva su mano a la parte baja de su espalda. El césped sintético se pega a su rostro e intenta recuperar el aire.

—¿Estás bien, Rice?

La zona le molesta pero no quiere perderse el entrenamiento. Opta por asentir y aceptar la ayuda que su compañero le ofrece.