7 | ¡Mancha!

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Linda


Acomoda su corto cabello detrás de sus orejas. El viento de la tarde es algo molesto pero el clima se alza con el sol, permitiendo que luzca algo liviano, como lo es su camisa color ocre. Sostiene su mochila sobre su hombro mientras ingresa al orfanato. El guardia de seguridad la saluda sin mucho ánimo y ella muestra su identificación.

Lleva sus zapatillas negras, esas que tanto le gustan, y lamenta no poder ponerse sus lentes de sol, cree que serían ideal para no sufrir tanto con la luz. Sin embargo, su pequeño problema de visión le causa dolor de cabeza si no usa sus gafas.

Tiene pensado llevar a Irene al parque, comprar helado y jugar con ella toda la tarde. Pero esta vez será legal, por eso es que al entrar al establecimiento, se encamina a la recepción, allí la espera Gonzales, quien al verla sonríe amenamente y se acomoda los lentes amarillos.

—Buenas tardes, Linda, que bueno verte.

Sonríe ligeramente y apoya sus manos sobre el escritorio de madera. Observa los cuadros en la pared que tiene frente a ella; hay fotos de muchos niños, algunas más antiguas que otras, Incluso en blanco y negro. Las cuidadoras se repiten, algunas desaparecen a lo largo del tiempo. Puede ver a Sussy en varias fotografías, y se concentra en aquella en la que su rostro hace presencia, y la mujer pelirroja la abraza por la espalda.

¿Quién diría que años después estarían viviendo juntas?

—Lo mismo digo.

—¡Miren quien se dignó a despertar!

La pelirroja la toma por la espalda y deja un beso en su mejilla. Linda la mira sonriendo y se da cuenta de que algo le va a preguntar por la expresión en su rostro.

Cuando mira a Gonzales, tiene la leve sospecha de que no está haciendo un papeleo, sino, que está jugando a algún juego de cartas, aunque solo puede ver una sombra de lo que es el inicio de una página muy colorida a través del cristal de las gafas. Es por ello, que su tía la toma del brazo y la lleva a un rincón.

—Con que doble cena, ¿eh?

La mira alzando una ceja, Linda pone los ojos en blanco.

—¿Me estabas espiando?

—No, para nada. Solo pasaba por la ventana cuando llegaste acompañada por ese muchacho.

—¡No lo puedo creer!

—Muy bonito, por cierto.

Abre su boca por el asombro y niega sonriendo.

—Me voy. 

Voltea para regresar al mostrador, la secretaria la mira atenta. Solo espera que ni haya escuchado nada.

—¿Puedo ir a buscarla? La llevaré conmigo por unas horas —informa, viéndola a los ojos—. ¿Debo firmar algo?

La mujer se queda unos segundos pensativa y hace un ademán con sus manos. Se da la vuelta para buscar un papel y lo deja sobre el escritorio, acto seguido, le da un bolígrafo. Linda firma, no sin antes leer. Es una constancia de que ha pasado por allí, y retirará a uno de los niños para realizar actividades recreativas.

Solo marca su nombre y la inicial de su apellido, no tiene mucha ciencia. Se despide amablemente antes de hacerle señas a Sussy que ríe cuando la ve.

Las voces de los niños en el patio interno no tardan en aparecer. Algunos corren por los pasillos. Eso antes no era permitido, incluso, varias veces la han regañado por hacerlo, y ella sólo ponía malas caras y seguía siendo un terremoto.

Cuando llega a la habitación golpea dos veces y espera, pero nadie abre. Curiosa, se adentra al lugar para hallarlo vacío, puede ver a más niños a través de la ventana pero no la ve a ella.

Un retrato de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora