Zack
Muerde las uñas de sus dedos mientras camina de un lado a otro. La sala ya le resulta demasiado pequeña y las sillas le estorban al andar. Su padre sigue hablando por teléfono con Collins y por más que ha intentado ser parte de la conversación, no fue capaz por la ansiedad. Solo necesita que le den la noticia, sea mala o buena; después tendrá tiempo de festejar o sentir como su cuerpo por completo cae derrotado por tanta desilusión y tristeza.
—Ya quédate quieto, me pones más nerviosa.
Su hermana lo mira con los ojos muy abiertos, aunque le hable en ese tono de molestia, está seguro de que ella también se siente demasiado tensa. Al igual que su madre que vuelve a llenar su vaso con agua por tercera vez.
La mira asustado, con miedo al fracaso, aunque sepa que no todo termina allí, caer luego de sentirse en la cima, aterra.
Se acerca a ella y la abraza por los hombros para sentirse más acompañado, su madre le sonríe cuando levanta la cabeza y deja un beso en su mano.
—Todo está bien, mi amor. Cualquier respuesta va a servir para tu progreso.
—Siempre puedes cambiar de profesión.
—¡Leslie!
Ante el reproche de su madre, Zack sonríe y le hace burla a su hermana. Ese instante de relajación se esfuma cuando su padre aparece luego de colgar la llamada con el entrenador. Ha escuchado algunas quejas y varios silencios. Eso es lo que más inseguridad le genera a Zack.
—¿Y…?
Max lo mira y apreta los labios.
—No tenemos nada aún —informa—, más tarde llamarán, suponemos.
Su padre se ha vuelto una especie de representante para él, desde que lo fueron a ver y le han guiñado el ojo, no ha parado de entrometerse e intentar buscar otras posibilidades. Todos le han dicho que querían verlo jugar y probar, pero Zack ha estado atento todo el partido y nadie ha aparecido por allí.
Asiente algo decepcionado, aunque sigue manteniendo la esperanza. Solo se sienta y recibe los ánimos de sus seres queridos antes de servirse un café bien amargo.
LindaBaja otra vez de la escalera para tomar la última guirnalda que queda. Se ha entretenido bastante intentando colgarlas y que quedaran bien simétricas y no se cayeran de la pared. Debido a la humedad, la cinta se enreda en sus dedos e insulta por lo bajo, no tiene paciencia para estas cosas.
Sussy llega con más comida y la guarda en la cocina, hay niños y niñas por doquier, los más grandes intentan ayudar y ofrecer una mano a las cuidadoras, en cambio, los pequeños no dejan de corretear o molestar con sus gritos o juegos.
Está más alterada que nunca.
¿Ella también era así de… intensa?
Estar ahí le sigue dando escalofríos, en esa sala en especifico, fue el último abrazo que compartió con Dominique. Piensa en él constantemente, y esos recuerdos abundan cuando atraviesa las puertas del orfanato. Si bien ha mejorado e intentado apartar esa nostalgia para no afectar a su entorno y no machacar sus ánimos, le resulta muy difícil no tenerlo en cuenta. No imaginarlo ahí justo detrás de ella sujetando la escalera para que no pueda caer.
Irene sigue en el colegio, tienen tiempo de sobra como para terminar todo y llevarla a su cumpleaños sorpresa. Los invitados ya están por ahí vistiéndose o pasando el rato antes de que ella llegue, y aquellas amistades que ha hecho en sus clases, llegarán justo antes de sorprenderla.
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Un retrato de nosotros
Novela JuvenilVer nuestros reflejos suele ser algo etéreo, como un suspirar. Retratar nuestros rostros un recuerdo, que no se borrará. Linda ama enmarcar, capturar, fotografiar... Zack ama marcar, esquivar, jugar... Ella sonríe poco, y no suele retraer. Él ríe d...