11 | Roces que estremecen

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Linda

No sabe en qué momento le pareció buena idea considerar esa propuesta.

Tampoco sabe si la tomarán en serio como la fotógrafa oficial del equipo de la ciudad. Y, no solo sería sacar las fotografías, sino que también debería manejar sus redes sociales.

En el caso de que la acepten, claro.

Tampoco sabe si Sussy aceptará que haya durado en su trabajo menos que un hielo en el desierto, pero tiene los motivos suficientes como para defenderse, es decir, no ha sido su culpa en lo absoluto.

Y la denuncia por agresión todavía no asoma así que puede alardear de ello sin remordimientos.

La charla con el grupo fue bastante entretenida; le contaron anécdotas divertidas, y se rió varias veces cuando molestaban a Zack, más que nada cuando le contaron que el famoso moretón que tenía aquel día era por un golpe que le había dado Alex con el balón.

Camina de regreso a casa pero esta vez no está sola, tiene a cuatro chicos a su lado, y caminan despreocupados por el medio de la calle. Las nubes cubren el cielo y a la brisa la sienten sus piernas descubiertas por el pantalón corto que viste.

Observa sus zapatillas blancas, escucha a los demás pero se concentra en desviar la mirada hacia su izquierda; ahí está Zack.

Lo mira detenidamente, lleva puesta una camiseta turquesa, que en su pecho porta el nombre de una ciudad muy conocida. Sus piernas atléticas se cubren por un pantalón que llega hasta sus rodillas, y sus zapatillas negras aplastan las pequeñas rocas que yacen en el suelo. Pero no se impacta por su estilo, ella sabe que es bueno para vestirse. Lo que realmente la atrae es ese brillo en sus ojos cuando habla con sus amigos, y la sonrisa que se plasma en sus labios cuando ríe en un tono bajo.

De manera instantánea, la fotografía que le sacó atraviesa su mente, pero algo más cruza su vista cuando pestañea.

Una mano con un anillo en el dedo anular.

—Tierra llamando a Linda…

Se detiene, sintiendo sus mejillas calientes. No puede creer que se haya quedado viéndolo más de lo necesario, y encima la hayan descubierto.

—Mhm —es lo que alcanza a decir, no le salen las palabras.

Mira a los demás con vergüenza, pero esa sensación desaparece cuando ve como Alex le dice algo al oído a Zack y este frunce el ceño. Damon rasca su nariz, cubriendo su boca, pero puede ver una pequeña sonrisa detrás de sus dedos. En cambio, Willis posa una mano en su hombro y niega con la cabeza, pero ella se adelanta antes de que diga algo que la incomode más.

—¿Tienes pareja o algo?

Y en ese instante, esos murmullos y risas, se convierten en silencio y expresiones sorprendidas.

Willis abre mucho sus ojos y desvía la mirada hacia sus amigos. Alex tiene la boca tan abierta que teme que un bicho entre por ahí.

—¿Qué?

Linda mira a Chris y se encoge de hombros haciendo una mueca divertida.

Ha logrado callarlos al menos. Lo que no entiende es el por qué se quedaron tan petrificados.

¿Medusa eres tú?

—Que si tiene pareja —repite, viéndolo.

—¿Por qué lo preguntas…?

—Yo no puedo con esto —suelta él, tomándose el puente de la nariz—, todas las chicas me reclaman.

Zack pone los ojos en blanco.
Linda ríe y se cruza de brazos.

Un retrato de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora