Capítulo 1

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“En el que Hyunjin habla con los sombreros”

EN EL REINO DE INGARY, donde existen cosas como las botas de siete leguas y las capas de invisibilidad, ser el mayor de tres hermanos es una desgracia.

Todo el mundo sabe que el mayor es el que fracasa primero, sobre todo si los tres salen a
buscar fortuna.

Hyunjin Hatter era el mayor de tres hermanos.
Ni siquiera era hijo de un leñador pobre, lo que podría haberle dado alguna oportunidad de triunfar, sino que sus padres tenían una sombrerería de señoras en la próspera ciudad de Market Chipping, donde vivían desahogadamente.

Eso sí, su madre murió cuando Hyunjin tenía dos años y su hermano Felix uno, y su padre se había casado con la ayudante de la tienda, una joven guapay rubia llamada Irene.
Al poco tiempo Irene dio a luz a la tercera hermana, Jeongin.

Según eso, Hyunjin y Felix deberían haberse convertido en los hermanos feos, pero lo cierto es que los tres niños crecieron muy hermosos,
aunque todo el mundo decía que el más bello era Felix. Irene los trataba a los tres con el mismo cariño y no favorecía a Jeongin en absoluto.

El señor Hatter se sentía orgulloso de sus tres hijos y las envió al mejor colegio de la ciudad. Hyunjin era el más estudioso. Leía mucho y muy pronto se dio cuenta de las pocas probabilidades que tenía de que el futuro le deparase una vida interesante. Se llevó una desilusión pero siguió viviendo feliz, cuidando de sus hermanos y preparando a Jeongin para que buscara su fortuna cuando llegara el momento.

Como Irene estaba siempre ocupada en la tienda, Hyunjin era el encargado de cuidar a los
otros dos. Los pequeños no dejaban de pelearse y tirarse de los pelos.

Felix de ninguna manera se resignaba a ser el que, después de Hyunjin, tendría menos éxito.

—¡No es justo! —gritaba Felix—. ¿Por qué tiene que llevarse Jeongin lo mejor solo por ser el pequeño? ¡Pues yo me pienso casar con un príncipe, hala!

A lo que Jeongin siempre replicaba que el iba a ser riquísimo sin necesidad de casarse con nadie. Entonces tenía que venir Hyunjin a separarlos y arreglarles los desgarrones de la ropa.

Era muy habilidoso con la aguja. Incluso llegó a hacerles trajes a sus hermanos. Antes de que esta historia comenzara de verdad, a Felix le cosió un traje de un violeta intenso para celebrar la fiesta de mayo, que en opinión de Irene parecía salido de la tienda más cara de Kingsbury. Por aquella época, todo el mundo había vuelto a hablar de la bruja del Páramo.

Se decía que había amenazado de muerte a la hija del Rey, y que este había enviado al
Páramo a su mago personal, el mago Suliman, para que se encargara de ella. Y, al parecer, el mago Suliman no solo había sido incapaz de cumplir el encargo, sino que la bruja había acabado con él.

Así pues, cuando unos meses más tarde apareció de repente un castillo alto y negro sobre las colinas de Market Chipping, despidiendo columnas de humo sucio por sus cuatro torres, todos estuvieron convencidos de que la bruja había vuelto a salir del Páramo y estaba dispuesta a aterrorizar al país como lo hizo cincuenta años atrás. La gente estaba muy asustada. Nadie salía solo, especialmente de noche.

Y lo más terrorífico era que el castillo no siempre estaba en el mismo sitio. A veces, el
castillo se veía como una mancha alta y negra en los terrenos yermos al noroeste, otras sobresalían sobre las rocas al este, y en algunas ocasiones se acercaba a la ladera y se colocaba sobre los brezos, al norte, un poco más allá de la última granja.

De vez en cuando se movía, echando bocanadas de humo gris y sucio por sus torres.
Al principio todo el mundo creía que muy pronto el castillo llegaría a plantarse en el medio del valle, y el alcalde habló de pedir ayuda al Rey.

Pero el castillo se quedó rondando por las colinas y se supo que no pertenecía a la bruja, sino al mago Lee Know. El mago Lee Know tampoco era un santo.

Aunque al parecer no quería abandonar las colinas, se rumoreaba que le divertía atrapar a jovencitas y quitarles el alma. Otros aseguraban que se comía sus corazones. Era un mago
absolutamente frío y sin escrúpulos y ningún joven estaría segura si él andaba cerca.

Hyunjin, Felix y Jeongin, igual que las demás muchachas de Market Chipping, tenían
prohibido salir solos, lo que resultaba muy pesado. Se preguntaban para qué querría
el mago Lee Know todas aquellas almas que coleccionaba.

Pero al poco tiempo tuvieron otras cosas en qué pensar, porque el señor Hatter murió de repente justo cuando Hyunjin era lo bastante mayor para dejar el colegio.

Y entonces se descubrió que el orgullo que sentía por sus hijos había sido excesivo: para pagar la matrícula del colegio había contraído pesadas deudas. Después del funeral, Irene se sentó con los niños en la casa que tenían junto a la tienda y les explicó la situación.

—Me temo que los tres tienen que abandonar el colegio —dijo—. He estado haciendo todo tipo de cuentas y la única forma de mantener el negocio y cuidarlos a los tres es que los coloque como aprendices en algún sitio. No es práctico que se queden todos en la tienda. No puedo permitírmelo. Así que esto es lo que he
decidido. Primero Felix...

Felix levantó la vista, con un aspecto de radiante salud y belleza que ni siquiera la pena y el luto podían ocultar.

—Yo quiero seguir aprendiendo —dijo.
—Y así será, cariño —replicó Irene—. He dispuesto que entres como aprendiz en casa de Cesari, el pastelero de la Plaza del Mercado. Tienen la reputación de tratar a sus aprendices como a reyes, y serás muy feliz allí, además de aprender un oficio útil. La señora Cesari es una buena clienta y amiga, y ha accedido a colocarte en su casa como un favor personal.











Iniciamos con una nueva aventura, espero que les guste.
Las actualizaciones serán lentas pero con varios capítulos en el día

El castillo ambulante - MinjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora