capítulo 62

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“En el que Hyunjin expresa sus sentimientos con herbicida”


LEE KNOW ABRIÓ LA PUERTA de la tienda al final de la tarde y entró silbando alegremente. Parecía haberse repuesto de lo de la raíz de mandragora. Hyunjin no se sintió mejor al descubrir que después de todo no había ido a Gales. Le lanzó su mirada más furibunda.
—¡Cielo santo! —dijo Lee Know—. ¡Casi me convierto en piedra! ¿Qué pasa? Hyunjin replicó enfadada:
—¿Qué traje llevas puesto?
Howl se miró la ropa de color negro.
—¿Acaso importa?
—¡Sí! —gruñó Hyunjin—. ¡Y no me vengas con monsergas de que estás de luto!
¿Cuál de los dos es en realidad?
Lee Know se encogió de hombros y levantó una de las mangas como si no estuviera seguro cuál de los dos era. La miró con expresión desorientada. El color negro se corrió hacia abajo desde el hombro hasta el extremo de la manga puntiaguda.
El hombro y la parte superior de la manga se tornaron marrón y luego gris, mientras
que la punta se fue tornando cada vez más negra, hasta que Lee Know quedó vistiendo
un traje negro con una manga azul y plateada cuyo extremo parecía haber mojado en
un bote de alquitrán.
—Ese —dijo, y dejó que el negro volviera a extenderse hasta el hombro.
Por alguna razón Hyunjin se sintió más enfadado que nunca. Soltó un gruñido de
ira sin palabras.
—¡Hyunjin! —dijo Howl, con su mejor humor, intentando razonar con él.
El perro-hombre abrió con el hocico la puerta del patio y entró. Nunca dejaba que Lee Know hablara mucho tiempo con Hyunjin.
Howl se lo quedó mirando.
—Ahora tienes también un perro pastor alemán —comentó, como si estuviera contento de tener una distracción—. Vamos a necesitar mucha comida para alimentar a dos perros.
—Solo hay uno —dijo Hyunjin irritado—. Está hechizado.
—¿Ah, sí? —dijo Lee Know, y se dirigió al perro con una velocidad que demostraba
lo aliviado que se sentía de alejarse del Hyunjin. Aquello era lo último que quería el perro-hombre, por supuesto. Retrocedió. Lee Know saltó y lo agarró con las dos manos
por su larga pelambrera antes de que pudiera llegar a la puerta—. ¡Es verdad!
—siguió, arrodillándose para mirar a los ojos del perro pastor—. Hyunjin, ¿por qué nome lo has dicho antes? ¡Este perro es un hombre! ¡Y está en un estado terrible!
— Lee Know se giró sobre una rodilla, todavía sujetando el perro.
Hyunjin se encontró con la mirada de cristal de Lee Know y se dio cuenta de que estaba enfadado, muy enfadado. Estupendo. Le apetecía una buena pelea.
—Podías haberte dado cuenta tú mismo —dijo, devolviéndole la mirada y retándole a lanzar un ataque de lodo verde—. Además, el perro no quería...
Lee Know estaba demasiado enfadado para escuchar. Se levantó de un salto y
arrastró al perro sobre las baldosas.
—Sí, me hubiera dado cuenta si no hubiera estado pensando en otras cosas
—dijo—. Ven, voy a llevarte a ver a Calcifer —. El perro plantó las cuatro patas
peludas y Lee Know tiró de él, con mucho esfuerzo—. ¡Seungmin! —lo llamó a gritos.
Aquel grito en particular poseía ciertas características que hicieron que Seungmin llegase a la carrera.
—¿Tú sabías que este perro es en realidad un hombre? —preguntó mientras
arrastraban entre los dos al gran perro escaleras arriba.
—No es un hombre, ¿no? —preguntó Seungmin, sorprendido y conmocionado.
—Entonces te has librado y la culpa es solo de Hyunjin —dijo Lee Know, arrastrando al perro a través del armario de las escobas—. ¡Las cosas de este estilo son siempre culpa de Hyunjin! Pero tú sí lo sabías, ¿verdad, Calcifer? —preguntó mientras
colocaban al perro delante de la chimenea.
Calcifer se retiró hasta quedar doblado hacia atrás sobre los troncos.
—No me lo preguntaste —respondió.
—¿Es que te lo tengo que preguntar todo? —protestó Lee Know—. Vale, debería haberme dado cuenta yo solo. ¡Pero cómo eres, Calcifer! Comparado con cómo trata la bruja a su demonio, tú tienes una vida asquerosamente fácil, y lo único que pido a cambio es que me mantengas informado de las cosas importantes. ¡Ya van dos veces que me dejas en la estacada! ¡Ahora ayúdame a devolverle a esta criatura su verdadera forma ahora mismo!
Calcifer tenía un tono enfermizo de azul, inusual en él.
—Está bien —dijo enfurruñado.
El perro-hombre intentó escaparse, pero Lee Know colocó el hombro por debajo de su lomo y empujó hasta conseguir que se levantara sobre sus patas traseras, en contra de su voluntad. Entre él y Seungmin lo sujetaron.
—¿Por qué se resiste esta criatura estúpida? —jadeó Lee Know—. Esto parece otro de
los conjuros de la bruja del Páramo, ¿no te parece?
—Sí. Y hay varias capas —dijo Calcifer.
—Vamos a quitarle la parte del perro —dijo Lee Know.
Calcifer se elevó en una llama de azul intenso y crepitante. Hyunjin, que contemplaba la escena desde la puerta del armario, vio que el perro lanudo se desvanecía para tomar la forma de un hombre, después volvió a hacerse perro, luego
hombre, adquirió tintes borrosos y se fue haciendo más firme. Por fin, Lee Know y Seungmin estaban sujetando cada uno un brazo de un hombre pelirrojo con un arrugado traje marrón. Hyunjin no se sorprendió de no haberle reconocido. Aparte de su mirada aterrada, su rostro carecía por completo de personalidad.

El castillo ambulante - MinjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora