capítulo 51

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—Hyunjin —dijo con voz acusadora.
Estaba de pie, sujetando la puerta que daba a las escaleras con un brazo que
quedaba totalmente oculto en una inmensa manga azul y plateada. Los pies, en el
último escalón, estaban ocultos bajo la parte de abajo de una gigantesca chaqueta azul y plateada. El otro brazo no asomaba ni de lejos por la otra enorme manga.
Hyunjin distinguió el contorno de ese brazo, haciendo gestos bajo los arremolinados
volantes del cuello. Detrás de Lee Know, las escaleras estaban cubiertas de tela azul y
plateada hasta su habitación.
—¡Ay, madre! —dijo Seungmin—. Lee Know, ha sido culpa mía, es que...
—¿Culpa tuya? ¡Tonterías! —dijo Lee Know—. Puedo detectar la mano de Hyunjin a una milla de distancia. Y hay varias millas de traje. Hyun, querido, ¿dónde está mi otro traje?
Sophie sacó precipitadamente los trozos del traje gris y escarlata del armario de
las escobas, donde los había escondido. Lee Know los estudió.
—Ah, pero si queda algo —dijo—. Creí que a estas alturas sería demasiado pequeño para verlo. Dámelo, los siete trozos.
Hyunjin extendió el montón de ropa gris y escarlata hacia él. Lee Know, tras buscar un
momento, consiguió encontrar su mano entre los muchos pliegues de la manga azul
y plateada y sacarla por un agujero entre dos enormes puntadas. Cogió el traje.
—Ahora —dijo—, voy a prepararme para el funeral. Os pido a los dos, por favor,
que no hagáis absolutamente nada mientras tanto. Veo que Hyunjin está en plena
forma y me gustaría encontrar esta habitación de su tamaño normal cuando vuelva a
entrar en ella.
Avanzó con dignidad hacia el baño, inmerso en azul y plateado. El resto del traje
lo siguió, arrastrándose por los escalones y por el suelo de la habitación. Cuando Lee Know estuvo dentro del cuarto de baño, casi toda la chaqueta estaba en la planta baja
y los pantalones apenas asomaban por las escaleras. Lee Know entrecerró la puerta y fue
tirando del traje poco a poco. Hyunjin, Seungmin y el perro-hombre se quedaron
observando cómo la tela azul y plateada avanzaba metro a metro por el suelo,
decorada de vez en cuando con un enorme botón plateado del tamaño de una rueda
de molino y de puntadas enormes y regulares, como hechas con una soga. Habría casi una milla en total.
—Me parece que el conjuro no me salió muy bien —dijo Michael cuando el último dobladillo desapareció por la puerta del cuarto de baño.
—¡Y mira que te lo ha hecho notar! —dijo Calcifer—. Otro tronco, por favor.
Seungmin le echó otro tronco a Calcifer. Hyunjin alimentó al perro-hombre. Pero
ninguno de los dos se atrevió a hacer mucho más excepto desayunar de pie un poco
de pan y miel hasta que Howl salió del baño.
Apareció dos horas más tarde, envuelto en una nube olorosa de conjuros cítricos.
Iba todo de negro. El traje era negro, las botas eran negras y el pelo también era negro, del mismo negro azabache que el pelo de la señorita Angorian. Su pendiente era largo y negro. Hyunjin pensó que ese color de pelo sería en honor a la señora Pentstemtnon. Estuvo de acuerdo con ella en que el pelo negro le sentaba bien.
Pegaba mejor con sus ojos verde cristal. Pero no dejó de preguntarse cuál de los dos
trajes sería aquel.
Lee Know se conjuró un pañuelo negro y se sonó la nariz. La ventana retembló.
Cogió una rebanada de pan con miel de la mesa y llamó al perro-hombre, que le miró dubitativo.
—Solo quiero que te quedes donde pueda verte bien —le dijo Lee Know con voz
ronca. Seguía teniendo un mal resfriado—. Ven aquí, bonito.
Mientras el perro se arrastraba receloso hacia el medio de la habitación, Lee Know añadió:
—No encontrarás el otro traje en el baño, don Fisgón. No volverás a tocar mi ropa nunca más.
Hyunjin detuvo su avance de puntillas hacia el baño y vio cómo Lee Know caminaba
alrededor del perro, comiendo pan con miel y sonándose la nariz, alternativamente.
—¿Qué os parece esto como disfraz? —preguntó.
Movió el pañuelo negro hacia Calcifer se inclinó hacia el suelo para ponerse de
rodillas. Casi en el mismo momento en que empezó a moverse, desapareció. Para
cuando llegó al suelo se había convertido en un setter color caramelo, igual que el perro-hombre.
El perro-hombre se quedó totalmente sorprendido y sus instintos lo dominaron.
Se le erizó el pelo, bajó las orejas y se puso a gruñir. Lee Know le siguió la corriente, o tal
vez sintiera lo mismo. Los dos perros idénticos caminaron en círculos uno alrededor
del otro, mirándose con ojos encendidos, gruñendo, alerta y preparados para luchar.
Hyunjin agarró por la cola al que creyó que era el perro-hombre. Seungmin intentó
sujetar al que creyó que era Lee Know. Lee Know se convirtió a toda prisa en sí mismo.
Hyunjin se encontró con una persona alta y negra de pie delante de él y soltó la parte
de atrás de la chaqueta de Lee Know. El perro-hombre se sentó a los pies de Michael, con
una mirada trágica.
—Muy bien —dijo Lee Know—. Si puedo engañar a otro perro, puedo engañar a cualquiera. En el funeral nadie se fijará en un perro callejero que levanta la pata contra una tumba.
Se acercó a la puerta y movió el pomo hacia el azul.
—Espera un momento —dijo Hyunjin—. Si vas al funeral como un setter, ¿para qué te ha molestado en vestirte todo de negro?
Lee Know levantó la barbilla y puso una expresión noble.
—Por respeto a la señora Pentstemmon —dijo, abriendo la puerta—. Le gustaba que pensáramos en cada detalle. Y salió a las calles de Porthaven.

El castillo ambulante - MinjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora