capítulo 24

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“En el que Hyunjin deja el Castillo en varias
direcciones a la vez”


A LA MAÑANA SIGUIENTE, Hyunjin comprobó aliviada que Calcifer ardía radiante y alegre.
Si no estuviera harto de Lee Know, se habría sentido casi conmovida al advertir cuánto se alegró el mago al ver a Calcifer.
—Pensé que este hombre había acabado contigo, vieja bola de fuego —dijo Lee Know,
arrodillándose junto a la chimenea con las mangas de la camisa entre las cenizas.
—Solo estaba cansado —dijo Calcifer—. Parecía que el castillo se resistía, nunca lo había llevado tan rápido.
—Bueno, pues no permitas que te obligue otra vez —advirtió Lee Know. Se puso de
pie, sacudiéndose con elegancia la ceniza de su traje gris y escarlata—. Empieza con
ese conjuro, Seungmin. Y si viene alguien de parte del Rey, le dices que estaré fuera por
asuntos privados hasta mañana. Voy a ver a Felix, pero no hace falta que se lo cuentes.
Cogió su guitarra y abrió la puerta con la mancha verde hacia abajo, hacia las
amplias y nubosas colinas.
El espantapájaros estaba allí otra vez. Cuando Lee Know abrió la puerta, se lanzó
hacia él de lado y lo alcanzó en el pecho con la cara de nabo. La guitarra emitió un
horrible tañido. Hyunjin soltó un gritito de terror y se agarró a la silla. Uno de los
brazos de palo del espantapájaros estaba moviéndose para agarrarse al marco de la
puerta. Por la forma en que Lee Know había afianzado los pies, estaba claro que le estaba
empujando con mucha fuerza. No había duda de que aquella cosa estaba decidida a entrar en el castillo.
El rostro azul de Calcifer asomó por la chimenea. Seungmin estaba paralizado un poco más lejos.
—¡Era verdad lo del espantapájaros! —dijeron los dos a la vez.
—¿Ah, sí? ¿En serio? — Lee Know jadeaba. Apoyó con un pie contra el marco de la puerta y empujó. El espantapájaros salió volando de golpe hacia atrás y aterrizó con un ligero crujido sobre los brezos, unos pasos más allá. Enseguida se puso de pie y se acercó a saltos al castillo. Lee Know dejó apresuradamente la guitarra en el suelo y saltó para encontrarse con él.
—No, no vas a entrar, amigo mío —dijo levantando una mano—. Vuelve al lugar de donde hayas venido.
Avanzó despacio, todavía con la mano levantada. El espantapájaros se retiró un
poco, saltando lenta y temerosamente hacia atrás. Cuando Lee Know se detuvo, el espantapájaros también lo hizo, con su pata plantada entre el brezo y los brazos
harapientos moviéndose de un lado y a otro como una persona preparada para luchar. Los jirones de tela ondeaban al viento sobre sus brazos y parecía una imitación disparatada de las mangas de Lee Know.
—¿Así que no te quieres ir? —preguntó Lee Know.
Y la cabeza de nabo osciló de derecha a izquierda. No se iría.
—Me temo que tendrás que marcharte —dijo Lee Know—. Le das miedo a Hyunjin, y
cualquiera sabe de qué será capaz si está asustado. Y ahora que lo pienso, también
me das miedo a mí.
Lee Know movió los brazos pesadamente, como si estuviera levantando un gran peso,
hasta elevarlos por encima de la cabeza. Gritó una palabra extraña, que quedó medio
oculta en el restallar de un trueno repentino, y el espantapájaros salió volando por los aires. Se elevó hacia arriba y a lo lejos, con los harapos ondeando y agitando los brazos a modo de protesta, hasta que no fue más que una mota en el aire, y luego un punto que se desvaneció entre las nubes y se perdió de vista.
Lee Know bajó los brazos y se acercó a la puerta, secándose la cara con el dorso de la mano.
—Retiro mis duras palabras, Hyunjin —dijo, jadeando—. Esa cosa era alarmante.
Puede que estuviera frenando el castillo durante todo el día de ayer. Poseía una de las magias más poderosas que he visto nunca. ¿Qué era? ¿Lo que quedaba de la última persona a la que le limpiaste la casa?
Hyunjin soltó una risita ronca. Su corazón se estaba comportando otra vez de forma extraña.
Lee Know se dio cuenta de que le pasaba algo. Saltó dentro por encima de la guitarra,
la cogió por el codo y la sentó en la silla.
—¡Ahora tranquilízate!
Entonces algo ocurrió entre Lee Know y Calcifer. Hyunjin lo sintió, porque Lee Know lo
estaba sujetando y Calcifer estaba todavía asomando la cara por la rejilla de la
chimenea. Fuera lo que fuese, su corazón empezó a comportarse debidamente casi
de inmediato. Lee Know miró a Calcifer, se encogió de hombros, y dio media vuelta para
darle a Seungmin un montón de instrucciones sobre cómo mantener a Hyunjin quieto el
resto del día. Luego cogió la guitarra y por fin se marchó.
Hyunjin se quedó en la silla fingiendo sentirse el doble de mal de lo que se sentía.
Tenía que esperar a que Lee Know se marchara. Era una molestia que él fuera también a Upper Folding, pero como él iría mucho más despacio, llegaría más o menos cuando él iniciara el camino de vuelta. Lo más importante era que no se encontraran por el camino. Observó a Seungmin en secreto mientras extendía el papel del conjuro y se rascaba la cabeza al leerlo. Esperó hasta que sacó grandes libros de cuero de las estanterías y empezó a tomar notas con aire frenético y deprimido. Cuando parecía
estar totalmente absorto, Hyunjin murmuró varias veces:
—¡Qué ambiente tan cargado!
Seungmin no la oyó.
—¡Es horrible lo cargado que está el ambiente! —insistió levantándose y encaminándose hacia la puerta—. Aire fresco —abrió la puerta y salió. Calcifer obedientemente paró el castillo en seco. Hyunjin aterrizó entre los brezos y miró a su
alrededor para orientarse. El camino que llevaba a Upper Folding sobre las colinas era una línea de arena entre los arbustos que partía cuesta abajo justo desde donde estaba el castillo. Claro, Calcifer se lo había puesto fácil a Lee Know. Sophie avanzó hacia allí. Se sentía un poco triste. Iba a echar de menos a Seungmin y a Calcifer

El castillo ambulante - MinjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora