Capitulo 19

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Max la acostó en su cama, él iba a costarse en el sofá para estar pendiente de ella, pero Tessa lo agarró de la camisa y lo jaló a la cama junto a ella. Se le monto a horcajadas y le puso las manos en los hombros, empujándolo contra la cama.

— TÚ — Dijo furiosa — ERES UN IMBECIL — Tessa no podía controlar sus acciones — Eres egocéntrico, narcisista, fanfarrón, egoístas, insoportable, mal educado. No te soporto. — Tenia el rostro a pocos centímetros de él — Pero no quiero que te alejes de mí. — Ella intento besarlo, pero él la detuvo

— Tess — Dijo Max apartándola con cuidado — Esto no está bien.

— Claro — Se sentó nuevamente en la cama — Lo dices por esa chica rubia — Suspiró — Es muy hermosa, es alta, rubia... — Se lamentó. — Se ven muy bien juntos.

— Tess...

— NO — Dijo poniéndose en pie — Quiero ir a mi cuarto.

— Acuéstate — La tomo tiernamente de la mano — No puedes estar sola en este momento.

— ¿Y QUE MÁS DA? — Lo empujo — Me besas y luego te vas con otra.

— Ella no es mi novia.

— Entonces — lo miró al borde de las lagrimas — ¿Por qué me rechazas?

— Esta no eres tú — Le acaricio el rostro con melancolía — Cuanto daría por que fueras tu... — Su voz se apagó, sacudió la cabeza y suspiró — Ven — La abrazo y la acurrucó en su pecho —Debes dormir.

Luego de un rato, pensó que se había dormido, se levanto con cuidado, pero ella no lo dejó irse.

— Quédate conmigo por favor — Él se iba a negar — Solo una vez más.

Max se acostó a su lado y ella se volvió a acurrucar, le gustaba oír su corazón, la tranquilizaba, aun bajo el efecto de las flores. Su tacto era cálido y tierno, se sentía segura y protegida cuando estaba a su lado.

— Hasta el fin del mundo Tess — Murmuró él — Hasta el fin del mundo.

La miro, pero ella ya estaba dormida, le apartó un mechón de cabello del rostro, le dio un beso en la mejilla y se durmió.

Tessa despertó mareada, se acordaba de exactamente todo. Por fin entendió por qué todos se alejaban, lo más posible, de las cosas de esas criaturas. Era como estar borracho, se imaginó Tessa, puesto que ella jamás había bebido, pero con la diferencia de que estas consciente de todo y no tienes ningún control sobre tu cuerpo, es horrible.

Miró a su alrededor, estaba en la habitación de Max, para su sorpresa la habitación era común y corriente, no tenía una mini sala, ni una cama gigante, era una habitación acogedora y serena, con todo muy bien organizado y fotos por todos lados; Max ya no estaba, lo que era un alivió, le había dichos cosas la noche anterior que jamás en su sano juicio le habría dicho. Se levantó y se miró al espejo, parecía un cadáver, tenía ojeras demasiado grandes. Decidió mirar un poco las fotos, eran de Max y su familia, todas reflejaban un armonioso ambiente familiar. Sintió una pequeña punzada de culpa, no debía estar viendo esas fotos, eran privadas.

Regreso a su habitación, se dio una ducha y se maquilló, así ocultaría un poco las ojeras y lo pálida que estaba gracias al hechizo. No quería salir, quería quedarse todo el día en cama, no tanto por que se sintiera mal, sino porque no podía ver la cara de los demás, había hecho el ridículo la noche anterior y estaba muy avergonzada por ello, además, sabia que le harían preguntas. Suspiró. No podía darse el lujo de hacerlo, debía encontrar a la hija de Eveline, y lo único que sabía de ella, era que se llamaba Halia y que estaba en Ghosttime, no sabía cómo la encontraría, puesto que no sabía quién era, ni si aún seguía llamándose Halia o tendría otro nombre, además, no tenía ni la menor idea de cómo hacer para salvar a sus amigos, sin entregar a Halia. Suspiró, apoyando el rostro en las manos. Miro el reloj que estaba en la mesita de noche, eran más del medio día, con razón tenía tanta hambre, y como era más del medió día, no debería haber nadie en la cocina, y con algo de suerte, no habría nadie en la casa. Aun si, se conectó con la mente de todos los Clearsthron, para asegurarse. Ninguno estaba en la casa y por los momentos no tenían planes de regresar.
Tessa bajo a la cocina, se preparó algo para comer, todo estaba increíblemente tranquilo, comenzó a imaginar como sería si ella fuera normal, sus amigos aun seguirían con ella, seguiría en su casa y preocupada únicamente por pasar sus estudios y salir con sus amigos... Se escuchó un ruido procedente de la sala, Tessa se puso de pie inmediatamente y, con mucho sigilo, fue a echar un vistazo. No había nadie, pero la puerta de la biblioteca estaba abierta, y de dentro de ella se escuchaban pasos, no podían ser los Clearsthon, ninguno tenía planes de regresar hace diez minutos, además, estaban muy lejos para llegar a la casa en tan poco tiempo.
Agarro lo primero que encontró, que fue un candelabro. Entro a la habitación rápidamente y golpeó a ciegas, a quien fuera que estuviese ahí, golpeó una, dos y tres veces.

Luna SangrientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora