Caminaba apresurada con la cabeza baja, sin fijarse en nada, solo necesitaba llegar a los baños cambiarse de ropa e irse del colegio.
Ya en la soledad de los baños, se cambió, se miró al espejo y notó que estaba hecha un desastre, todo su esfuerzo por arreglase antes de salir de casa, había sido en vano. solo dos clases bastaron para que pareciera una loca. Todo lo ocurrido era una locura, quería desaparecer, sentía como si pudieran culparla de lo que pasó en el gimnasio, eso no había sido su culpa ¿o sí? No, definitivamente no. Fue una falla eléctrica nada más. Pura casualidad. Se lavo las manos, su rostro y arreglo su cabello en una delicada trenza, cuando estuvo lo más presentable y calmada posible, decidió ir a la oficina del director a pedirle permiso para ausentarme el resto del día, inventaría cualquier cosa con tal de irse de ahí. Al salir del baño notó que toda la escuela era un caos, todos los bombillos estaban rotos, cada cosa que estuvo conectada a la corriente se quemó, toda la escuela estaba sin electricidad. Todos los estudiantes estaban en los pasillos mirando los vidrios de los bombillos rotos esparcidos por el suelo. Todos estaban confundidos y murmurando cosas, tratando de explicar lo que ocurrió, varios de ellos estaban fuera de la biblioteca donde, según alcanzó a oír, las computadoras se habían quemado, algunas, incluso, estallaron. Vio a varios profesores camino a la sala de reuniones, iban en silencio junto con el director. Alcanzó oír que el director le decía a alguien que suspendería las clases por tiempo indefinido hasta dar con la falla y así poder solucionar el problema. Ella suspiro y se quedó más tranquila, no tendría que pedir permiso e inventar nada para poder irse, lograría salir de allí lo más rápido posible. Decidió esperar a Kat en el auto, la verdad, es que quería estar sola.
El parqueadero del colegio todavía tenía electricidad, lo que fue un alivio ya que, si no hubiera habido electricidad en esa parte, se le haría muy difícil conseguir el auto. Fue entonces cuando se topó con la última hermana Clearsthon. Trato de esquivarla, ya tenía suficiente de los Clearsthon por ese día, pero fue en vano. La chica ya la había visto, y se estaba acercando. Tessa pudo notar que su cabello era rojizo, al igual que el chico que vio en el gimnasio, con la pequeña diferencia que a ella se le marcaba más el tono rojizo, además pudo notar que tenía los ojos azules, su mirada era profunda y algo distraída, su rostro pálido como la nieve estaba salpicado de pecas.
— Hola — Saludo la chica con una voz dulce, frente a Tessa — Me llamo Cassandra, pero puedes decirme Cassi o Cass como prefieras. — Dijo ofreciéndole la mano educadamente, Tessa la estrecho — Tu eres Theresa ¿cierto? Theresa Jhons.
— Solo Tessa, p-pero — Tessa frunció el ceño, mientras le soltaba la mano — ¿Cómo lo...?
— ¿Cómo lo sé? soy adivina — Al ver la expresión de Tessa, se apresuró a agregar — No me veas así, me lo ha dicho Gabriel. ¿no te parece extraño lo que acaba de ocurrir? — iro por encima del hombro de Tessa — Hablando del rey de Roma... ahí viene.
se dio vuelta para ver a Gabriel, que ya se encontraba muy cerca de ellas, Tessa le Sonrió y él le devolvió la sonrisa.
— Hola... — Le dijo, pero al ver a su hermana su sonrisa se torció en una mueca - veo que ya conociste a Cassandra, sea lo que sea que te haya dicho no le creas... — Bromeó, pero se puso rojo.
— Hola — Respondió Tessa sonriendo — Solo me ha dicho que estuvieron...
— Estábamos conversando — La interrumpió Cassandra bruscamente, mirando a su hermano. — Sobre lo ocurrido en el colegio ¿no te parece extraño hermanito?
— ¡Clarooooo! — Dijo Gabriel alargando mucho la palabra — De echo hermanita — Usó el mismo tono sarcástico que ella — Los chicos me han enviado a buscarte, tenemos que hablar - dijo, mirando a Tessa de reojo — Es importante.
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Luna Sangrienta
FantasyTiempos oscuros se acercan. Muchas verdades saldrán a la luz, y un misterioso secreto será revelado.