capítulo 4

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Tessa pudo apreciar la casa Clearsthon desde fuera, era hermosa, más que una casa, era una mansión de la edad media, espectacular, pero extremadamente extravagante, con grandes jardines repletos arboles, flores, arbustos; Tenía una hermosa fuente en medio de aquel precioso jardín, una mesa de pícnic, había estatuas encantadoras, colocadas ingeniosamente por todo el lugar, entre muchas otras cosas.

— ¿Cómo estás? — le preguntó Max, mirándola por el rabillo del ojo.

Ella no contesto de inmediato, se tomó su tiempo. Iba sentada en el asiento del copiloto del auto de max, era un hermoso "Mustang Shelby de 1967" color negro.

— Bien — Lo dijo sin expresión alguna, Max la miro un segundo —  ¿Cómo están todos? — Pregunto espontáneamente, quería saber cómo se encontraban después del extraño terremoto — Digo, por lo del terremoto.

— Todos estamos bien — Aseguró — Y dejarme decirte que eso no fue un terremoto...

— ¿a no? — preguntó sarcásticamente — pues a mí me pareció que si...

Max suspiró, estaba claro que trataba de contener la paciencia.

— ok — dijo entre dientes — si en realidad fue un terremoto ¿cómo explicas que el resto de la casa este en total orden, que las calle estén perfectamente bien y no haya un caos por todos lados?

Era cierto, las calles se encontraban totalmente tranquilas y desoladas, si hubiera sido un terremoto la gente estuviera en las calles ¿no? pero... si no lo fue ¿qué demonios habría sido?

— tú lo causaste y si no me crees cuando vuelvas puedes preguntarle a los demás....

— no pienso volver — dijo Tessa bruscamente.

— no tienes opción — se le notaba que estaba tratando de ser amable con ella — sigues corriendo peligro, y mientras no sepamos quién eres o que puedes hacer, lo más seguro, es que pases el mayor tiempo posible con nosotros terremotico...

— oh, ok. Eso es todo — dijo acomodándose en el asiento para mirarlo mejor — Me presento, mi nombre es Theresa América Jhons, estoy a punto de cumplir dieciséis años, soy una chica común y corriente y me gustan los deportes — su sarcasmo y enojo se notaban con cada palabra que decía —¿algo más? — concluyó con una sonrisa forzada.

— sí, me falto tu signo, donde vives, entre muchas cosas — Max respondió imitando su sarcasmo — pero en casa me puedes completar la ficha de admisión, terremotico...

— ¡¿podrías dejar de llamarme así?! — estaba enojada, y ese apodo no la ayudaba a calmarse.

—  ¿te molesta? — preguntó Max, fingiendo inocencia.

— mmmm, no sé, déjame pensar... claro que me molesta — respondió Tessa con brusquedad.

— entonces... no, terremotico — sonrió burlonamente.

Se estaba empezando a dar cuenta que era una pérdida de tiempo tratar de conversar con él, así que decidió no responder.

— solo no le hagas caso a lo que te diga Thalía y estarás bien — le aconsejó Max al cabo de un rato.

Intentó relajarse, tenía que convencer a Max de llevarla a su casa. Y para ello necesitaría entablar una conversa calmada con él.

— ¿a qué se dedican tus padres?

— son empresarios, aquí y en el mundo mágico — se encogió de hombros — Gregorio es un mago, no hay muchos como él. en cuanto a Eddit, su esposa, es una hechicera de la naturaleza, lo heredó de su abuela.

Luna SangrientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora