ਏਓ MARIPOSA ROBLE AZUL ਏਓ

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Habían pasado ya un par de meses después de aquella terrible tragedia que marcó a muchos residentes de la Aldea de la Hoja y nuevos acontecimientos se acercaban a las vidas de los ninja

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Habían pasado ya un par de meses después de aquella terrible tragedia que marcó a muchos residentes de la Aldea de la Hoja y nuevos acontecimientos se acercaban a las vidas de los ninja.

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La blanca nieve era lo único que se veía, aunque a lo lejos se logra divisar una gran puerta y algunas personas vigilando la entrada y salida del lugar.

– ¿Quién eres? ¿Sabes dónde estás? – cuestionó uno de aquellos guardias al desconocido que se había parado frente a las grandes puertas del lugar.

– Esta es la instalación del culto de Boro, ¿verdad? – preguntó. – Soy su conocido, ¿podrías dejarme entrar? – respondió con aquella petición.

– Lo siento, pero el señor Boro no está – se disculpó con aquel chico.

El visitante, ya hastiado de todo eso, se acercó peligrosamente a los vigilantes. – Entonces son unos tontos para ser porteros en este maldito campo helado – insultó.

– ¡Detente! ¡Esta es tu última advertencia! – gritó uno de los guardias al ver como la mano del chico se convertía en una garra.

– Antes de que mueras... ¿eso es lo último que dirás? – inquirió dejando ver un patrón blanco... el karma blanco.

Sin esperar más se abalanzó contra aquellos guardias, quienes también atacaron utilizando sus armas, aunque el chico fue más rápido que ellos lanzando un par de bandas al suelo.

– ¡Oye! ¿Qué son estas bandas? – llamó a su compañero para que viera aquello.

– ¡Desapareció! – avisó al ver que ya no se encontraba el chico, lo que menos esperaban era que el adolescente saliera de aquellas bandas. – ¡Oye! ¡Detrás de tí! – gritó para prevenir a su compañero, pero ya era tarde. – Maldición – dijo al ver como su acompañante era atravesado por las garras del de orbes verdes. Antes de poder atacar, él también había sido víctima del de cabellos castaños.

– Puedes descansar ahora, has trabajado tan duro – susurró en el oído de su última víctima y sin más le cortó la yugular. – Moverse me ayudó a entrar un poco en calor – murmuró mientras trataba de calentar sus manos. – Pero todavía hace bastante frío, entremos – habló a la nada.

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Ciertos adultos se encontraban en un laboratorio hablando sobre un tema en específico... el karma.

– No se puede usar como recipiente, pero aún así el karma permaneció – murmuró al recordar la información que les fue proporcionada. – ¿Eso es posible? – aún no podía creerlo.

– Ciertamente es un caso raro, pero eso es lo que pasó – contó el de cabellos blanquecinos. – Él sobrevivió y como resultado su cuerpo retiene el aspecto del karma – respondió.

❝ WARMNESS ❞ [Kawaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora