I need you, asshole [Mona x Scaramouche] | Val

17 | Lujuria salvaje, II

⚠️ ADVERTENCIA ⚠️

Este capítulo tiene contenido +18/lemmon. Si este tipo de contenido no es de tu agrado, avanza al siguiente capítulo

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Recomendación: El capítulo se disfruta más con musiquita lenta y caliente. Si no tenéis ninguna canción así, aquí os dejo algunas recomendaciones que podéis encontrar en Youtube: "Daniel Di Angelo Tap Out", "Overthinking sad emotional trap", "Billie Eilish Therefore I Am"

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     • Scaramouche pov's •

III. El sentimiento afrodisíaco.

     Bastó con atacar sus senos para que la hipócrita mujer se convertiera en una dócil jovencita capaz de gemir mi nombre.

     Sus constantes insultos, su tonta actitud dominante y sus constantes provocaciones ya comienzan a sacarme de quicio, pero al mismo tiempo, debo aprender a controlar mis propios insultos para no terminar dándole el gusto de complacer sus deseos; suficiente favor le hice llevándole al clímax con la boca.

     Con cada segundo que pasa, con cada caricia, con cada roce, ella va cayendo más y más en mis manos, suplicando por más placer con un sucio hablar cual solo logro distinguir mi nombre por la concadenación de vocales y lo mucho que se esfuerza en pronunciarlo correctamente en medio de sus gemidos.

     Mona me lleva hasta mis límites, en todos los sentidos posibles.

     En la universidad pone a prueba mi paciencia con sus bromas y comentarios absurdos sobre física y astrología, de los cuales surgen estúpidos debates que pueden durar varios días si es que le apetece joderme la vida; fuera de la institución, y sabiendo que ella es «Astrolabos_DobleM», no puede contener sus ganas de gastarme bromas en el juego y a cada tanto me roba los materiales que necesito para mejorar a los personajes.

     En la cama creo que no será una excepción, pues sus gemidos me tienen muy excitado. Si no fuera porque no quiero darle el gusto, bastaría con meter mi pene dentro de ella para hacerme eyacular, pues antes, cuando se sentó en mi cara, estuvo a punto de llevarme al orgasmo con sus manos. También me tiene al borde de mi paciencia con sus uñas, pues desde hace rato no ha dejado de rasguñarme la espalda con la mano izquierda y no me sorprendería que si a estas alturas tuviese una herida viva en la piel.

     Ya empiezo a desesperarme.

     El negarnos a ambos disfrutar del placer carnal está desquiciándome, y el hecho de que me esté tirando del pelo no ayuda a ese pensamiento intrusivo que tengo de agarrarla del cuello (estrangularla un poco) y decirle que se calle mientras me encargo de convertirla en mi mujer.

     — ¡O-Oye, te dije que no me muerdas! — protestó, jalando mi cabeza hacia atrás y apartándome de su cuello —. ¡T-Te voy a comprar una puta correa de perro, y esta vez no va en broma!

     — ¡Y tú deja de clavarme las uñas! — reclamé —. ¿Qué? ¿Acaso eres una gata en celo o cuál es tu maldita necesidad de afilar tus garras con cada cosa que tengas cerca?

     — Bueno, ALGUIEN lleva rato ignorando mi petición y no parece que lo esté haciendo sin querer — acerqué mi cara a la suya, entremezclando su respiración con la mía —. ¿Q-Qué quieres?

     — Que dejes de echarme la culpa de todo — le dí un beso en los labios, molesto —. ¿Cuál es tu problema, Mona?

     Apartó la mirada mientras sus mejillas volvían a prenderse en rojo, para, después de unos segundos de silencio, morderse los labios.