I need you, asshole [Mona x Scaramouche] | Val

8 | Desde el inicio

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     • Mona pov's •

II. El sentimiento de calma.

     "Vamos Mona, no es tan difícil de entender. Piénsalo por un simple momento e intenta verlo desde otra perspectiva. ¿Quién tiene el problema en todo esto? ¿Él, que desde hace días ha estado intentando arreglar las cosas contigo para que no tengáis sigáis sintiendo ganas de mataros cada vez que os véis? ¿O tú, que cada que lo miras sientes ganas de enterrarlo bajo tierra y de explotar su tumba con dinamita?".

     "¿Quién tiene problemas de ego? ¿Él, que se está intentando disculpar? ¿O tú, que crees que siempre has tenido la razón en todo y que es el mundo quien siempre se pone en tu contra?".

     Mientras miraba la hora en la pantalla del teléfono, recordaba las palabras de Faruzan y la mirada de Layla, quien, a pesar de su arranque de ira, se calmó con los minutos y hasta fue quien cerró el discurso con una idea muy clara de lo que tenía que hacer: "Habla con él".

     En ese momento aún no terminaba de procesar los veinte minutos de monólogo que hizo Faruzan para explicarme punto por punto todo lo que estaba mal en mí y que, aunque fuera parte del grupo, a veces resultaba insoportable; Amy, estuvo a favor con cada uno de esos puntos, y ella jamás me mentiría en una situación así.

     ¿De verdad soy tan terrible como ellas dicen? Quiero decir, sí, soy consiente de que me preocupo más por mí misma que por los demás y que siempre voy a preferir aquello que sea lo mejor para mí, pero, ¿Eso no me hace más humana?

     No soy la primera ni la última persona en el mundo ni en la historia que actúa de manera egocéntrica. Sin ir muy lejos, cada una de nosotras ha tenido un momento en donde el resto grupo le ha tirado en cara su actitud hipócrita, pero, insisto, ¿No es parte de vivir que pasen ese tipo de cosas?

     Las personas se han caracterizado siempre por, aparentemente, aprender de sus errores para volverse mejores. Yo considero que siempre he sido igual o que he mejorado en base a las reflexiones que hago antes de dormir o cuando estoy perdiendo mi tiempo en la computadora, porque nunca he sentido que haya hecho algo mal, y si lo hice, no fuí la responsable de ello. He tenido oportunidades de aprender valiosas lecciones en mi vida, pero, ¿Por qué tienen que ser otros quienes me enseñen? ¿No puedo simplemente quedarme en silencio, en mi mundo, con mis cosas, y hacerlo por mi cuenta?

     Yo no he perdonado ni tengo intenciones de disculparme con ese chico (de momento), pero creo que mis amigas tienen razón y que al menos tengo que darle la oportunidad de hablar.

     Ya se está volviendo un fastidio sentir que el salón de clases está contaminado con veneno (el aire que él respira) y que solo mi escritorio es una zona segura, alejada de la zona de peligro y en donde solo la mirada de un idiota en la otra punta del salón me atormenta de vez en cuando.

     — Bueno, yo me voy a preparar mis cosas — dijo Amy, levantándose de la silla en cuanto llegó su tren —. ¿A las nueve entonces?

     — Sí, a esa hora está bien. No creo que me demore demasiado aquí — miré a mi amiga con calma —. No te olvides de llevar el peluche que dijiste la vez anterior, o Klee se enojará contigo.

     — Y Dodoco aparecerá en mis sueños y se alimentará de mis fantasías y esperanzas, ¿No? — rió —. Tranquila. Lo guardé esta mañana en el bolso.

     — No llegues tarde o mi abuela se enojará contigo.

     — Sí, sí — ingresó al tren y luego se giró, mientras la voz de la estación anunciaba el cierre de las puertas —. ¡Más te vale arreglar las cosas con él, o le diré a Layla que vuelva a gritarte!